Los
indocumentados buscaban comida, agua y pedían dinero a
las personas para seguir su camino.
"Regálame un peso", insistía Alberto,
un joven hondureño que relató que llevaban ya más
de 8 días viajando y no tenían dinero para comprar
comida.
Cerca de él, a unos metros, un grupo de chapines (como
le dicen a los guatemaltecos) se abastecían con agua, refrescos
y algo de comida para reiniciar su viaje en cuanto el tren partiera
a Medias Aguas.
Ahí sentado sobre los rieles, Hernán, originario
de El Salvador habla de su experiencia: "Es la primera vez
que lo intento, quiero llegar a Nueva York en donde tengo parientes".
"Llevo ya seis días de viaje, pasar por Guatemala
no es gran problema, en donde se pone feo es aquí en México,
donde no sólo te tienes que esconder de Los Maras, también
de la policía mexicana, los dos te quitan tu dinero",
narra.
Para quienes tienen sus casetas y expenden comida en las inmediaciones
de la estación del tren en esta ciudad, ver a cientos de
indocumentados se ha vuelto habitual, "ya es normal verlos
llegar, los que tienen dinero nos compran tortas, refrescos, agua;
pero los que no se dedican a pedir", dice la propietaria
de uno de estos expendios.
¡Tortas! ¡Tortas! Hay, tortas! Gritan desde las casetas
para atraer a los ilegales que despistados, esperan la salida
del tren, no saben a quien preguntarle, el miedo a ser detenidos
los pone siempre en guardia y ante el temor de ser dejados por
el tren solo uno de ellos acude a comprar comida para todos.
Los que no tienen dinero, tuvieron suerte esta mañana,
cerca del lugar como es costumbre el padre Alejandro repartía
comida y más de un centenar de ellos desayunaron sardinas
con tortillas, fruta y agua.
En medio del agotamiento del viaje, muchos de ellos ya se encontraban
arriba de los vagones, justo cuando se el ferrocarril daba el
ultimo silbido, varios centroamericanos se afianzaron de los tubos
de acero, otros más tuvieron que correr para alcanzarlo
y unos doscientos se quedaron en la estación al no poder
subir por el gran número de sus compañeros que abarrotaron
los pocos vagones.
En las últimas semanas, el tráfico de ilegales pro
esta zona del estado, se ha incrementado, al respecto el delegado
del Instituto Nacional de Migración, José Antonio
Marín López, dijo que se hace lo que se puede, pero
el gran número de ilegales rebasa la capacidad de las autoridades
migratorias en el sureste del país.