Tegucigalpa
- La incorporación de guardias de seguridad privada en
la lucha contra la delincuencia es una medida atentatoria contra
la ciudadanía, advirtió la comisionada de policía
en condición de retiro, María Luisa Borjas, quien
además urgió una profunda depuración de la
policía hondureña.
“Lo considero atentatorio realmente, nadie tiene control
de quienes son estas personas que conforman estas agencias de
seguridad”, advirtió.
Como es posible se preguntó que vamos a entregarle la ciudadanía
a un personal del cual no tenemos nosotros antecedentes, es personal
que no tiene la formación, la capacidad y tampoco tiene
esa visión de proteger al ciudadano.
Borjas, una especialista en el tema de seguridad, compartió
con el auditorio de Proceso-Debates, el brazo radial de www.proceso.hn,
su visión sobre las medidas adoptadas por las autoridades
en los últimos días en materia de combate al crimen.
La semana anterior, el Consejo Especial de Seguridad, convocado
por el presidente Manuel Zelaya, ordenó una serie
de medidas para detener la ola de criminalidad que azota el
territorio.
Entre las medidas adoptadas destacan la presencia de militares
en las calles, el registro de armas, los operativos y registro
de vehículos y personas y la incorporación de las
agencias privadas de seguridad.
Al respecto, la oficial retirada consideró que la presencia
de soldados en las calles es más una medida psicológica,
mediática y reiterativa, ya que los últimos gobiernos
han hecho lo mismo cuando la delincuencia le ha ganado terreno.
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“Incluso
yo no estoy de acuerdo que los militares salgan a patrullar
a las calles, ya se han visto muchos incidentes cometidos
por estas personas que tienen una formación completamente
diferente a la formación policial”, dijo.
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Explicó
que la formación militar es la antítesis de la formación
policial, ya que el policía se forma para proteger, ayudar
y auxiliar a los ciudadanos, mientras que el soldado es formado
para matar y protegerse del enemigo.
En
relación a la colaboración que prestarán
los guardias de seguridad privados, reiteró que el hecho
de incorporar a estas personas es totalmente un riesgo que en
un corto plazo va a mostrar los resultados nefastos de esa decisión.
Borjas dijo que la mayoría de las agencias de seguridad
pertenecen a altos oficiales militares y policiales retirados
que han sido mencionados en violaciones a los derechos humanos,
y situación similar ocurre con muchos guardias.
“Definitivamente no se les hace un verdadero seguimiento
y no se presentan realmente los antecedentes de estas personas;
de hecho hemos visto muchos antecedentes de estas personas que
en un pequeño acto se sienten provocados y lo primero que
hace es utilizar la arma de fuego”, anotó.
Según registros de organismos de defensa de los derechos
humanos, en Honduras existen unas 33 compañías de
seguridad legalmente inscritas, que emplean a por lo menos 18.000
hombres.
Pero las mismas organizaciones estiman que estos datos no son
reales, y que al menos 120 empresas se dedican a esta actividad
a nivel nacional, las que estarían empleados al menos a
18.000 hombres.

Depuración policial
Por otro lado, la entrevistada urgió al gobierno del presidente
Manuel Zelaya, particularmente al secretario de Seguridad, Álvaro
Romero, realizar una profunda depuración del estamento
policial, pero una profilaxis que inicie desde la cúpula
y termine en los agentes.
Lamentó que los hondureños todavía no tienen
confianza en la policía y persiste el temor de denunciar
a los delincuentes y criminales en vista que muchos de ellos están
dentro de la institución o están vinculados a altos
oficiales de la policía
“La ciudadanía tiene que recobrar la confianza en
la institución policial y eso solo se va lograr con una
verdadera depuración. Todavía la policía
no esta depurada, todavía la ciudadanía tiene miedo
de denunciar actos de los cuales han sido víctimas y mucho
menos de dar información sobre actos de los cuales ellos
han sido testigos”, apuntó.
Por su experiencia, Borjas manifestó que mientras no se
recobre la confianza en la policía no vamos a tener el
apoyo de la ciudadanía en la investigación y esclarecimiento
de crímenes.
Por
otro lado, la oficial, en cuya hoja de servicios destaca la
aprensión del coronel Wilfredo Leva Cabrera que lideraba
en el norte del país una peligrosa banda de narcotraficantes,
criticó la falta de política estatal para el
combate del crimen organizado y la delincuencia. |
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“No
hay una verdadera política de seguridad, aquí las
condiciones y las directrices cambian con el gobierno, no estamos
acostumbrados a hacer planificaciones a largo plazo; aquí
se hacen discursos nada mas electorales y promesas políticas
que se tratan de cumplir cuando el mandatario está en el
poder, pero una vez finalizado ese periodo las medidas adoptadas
quedan a la deriva”, afirmó.
A juicio de la entrevistada, el gobierno debe de dejar de improvisar
en materia de seguridad y recomendó el diseño de
un plan nacional de combate al delito que involucre a los diferentes
sectores de la sociedad hondureña, de modo que se establezca
una política permanente de seguridad de bienes y personas
y también jurídica.
“En Honduras todavía predomina la impunidad y eso
manda un mal mensaje a la ciudadanía, por eso pienso que
esa depuración no solamente debe hacerse en la policía,
sino en el Ministerio Público y en el Poder Judicial”,
finalizó.