Japón celebra con gritos
de el nacimiento de un
heredero al trono

   

06 de septiembre de 2006

Tokio - La princesa Kiko, esposa del príncipe nipón Akishino y cuñada del príncipe heredero Naruhito, dio hoy a luz a un niño, que garantiza, ante el alivio de muchos y desconsuelo de otros, la línea de sucesión masculina al Trono Imperial de Japón.

 

Los japoneses asistían a primera hora de hoy a los acontecimientos que se desarrollaban en torno al céntrico hospital Aiiku, donde cientos de personas, entre periodistas y curiosos, querían aprehender un poco de la Historia, con mayúsculas, que se estaba fraguando en esa clínica.

A las 8.27 hora local (23.27 GMT del martes), salía la "fumata blanca" de este hospital de "famosos" y se difundía la noticia más esperada desde hace siete meses, cuando se supo que Kiko, de 39 años, estaba embarazada: Japón tenía un nuevo principito y se aseguraba la perpetuación de la dinastía.

"Banzai! Banzai!", "Victoria!", "Victoria!", fue el grito que entonaron los grupos de japoneses que, enarbolando la bandera del Sol Naciente, festejaron frente al Palacio Imperial el nacimiento del primer varón de la princesa Kiko y el príncipe Akishino, el segundo hijo del emperador Akihito y la emperatriz Michiko.

"No ha sucedido nada inesperado (en los 45 minutos de operación de cesárea que se le hizo a Kiko). El príncipe está bien, al igual que su madre, la princesa", dijo en una rueda de prensa el supervisor médico de la Casa Imperial, Ichiro Kanazawa.

Fue el médico encargado de traer al pequeño al mundo, el doctor Masao Nakabayashi, especialista en obstetricia y director del hospital Aiiku, quien repasó los datos del neonato: dos kilos y 558 gramos de peso y 48,8 centímetros de longitud.

Este bebé es el tercer vástago de Akishino, de 40 años, y Kiko, que se casaron en 1990 y tienen además dos niñas, las princesas Mako y Kako, de 14 y 11 años, respectivamente.

Es también el primer varón que nace en el seno de la familia imperial en casi 41 años y, debido a la patrilineal Ley de Sucesión al Trono, se convierte en tercero para suceder a su abuelo Akihito, de 71 años, tras su tío Naruhito y su padre Akishino.

Con este nacimiento podría acabar la polémica sobre la ascensión al Trono del Crisantemo, creada por la ausencia hasta hoy de un heredero varón en la Casa Imperial que pudiera relevar a Naruhito y su hermano Akishino.

La Ley de Sucesión Imperial establece que los sucesores de la Monarquía hereditaria más antigua del planeta deben ser varones descendientes por línea directa del emperador.

El príncipe heredero Naruhito, de 46 años, y su esposa, la princesa Masako, de 42, sólo tienen una hija, Aiko, de 4 años, por lo que antes de que se conociera el embarazo de su cuñada Kiko se había planteado una reforma para posibilitar la ascensión al Trono de esta niña.

En noviembre pasado, un comité gubernamental recomendó cambiar la Ley de Sucesión para garantizar que el primogénito de los príncipes herederos pudiera convertirse en monarca, fuera cual fuera su sexo.

El primer ministro, Junichiro Koizumi, se comprometió a llevar ese cambio legal al Parlamento, donde la aprobación de la reforma habría permitido a Aiko ser la primera emperatriz de Japón desde el siglo XVIII cuando la princesa Go Sakuramachi encabezó la monarquía.

Pero el embarazo de Kiko (conocido en enero y anunciado oficialmente en febrero) cambió todo, al plantearse la posibilidad de que diera a luz un varón con opción a la sucesión patrilineal.

Inmediatamente la presión de los sectores más conservadores del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) llevaron a Koizumi a dejar de lado la reforma.

Fueron esas facciones tradicionalistas del PLD las que hoy mostraron mayor alivio ante el nacimiento del niño, dando por zanjado, de momento, el debate para cambiar la ley sálica nipona.

El propio Koizumi, quien dejará el poder en los próximos días, al retirarse también de la presidencia del PLD, afirmó horas después del parto que no se presentará durante el 2007 ante el Parlamento ninguna enmienda para cambiar la Ley de Sucesión Imperial.

No obstante, recordó que el núcleo de la crisis permanecerá sin resolver hasta que se permita a las mujeres y sus descendientes ascender al Trono del Crisantemo.

El portavoz del Gobierno, Shinzo Abe, quien en un par de semanas se convertirá casi con toda seguridad en el sucesor de Koizumi al frente del PLD y del Gobierno, recomendó "calma" y "cuidado" a la hora de reanudar la discusión de esa reforma.

La clase política parecía hacer así oídos sordos a los clamores de una sociedad más moderna que sus Gobernantes y que, en las encuestas realizadas justo después de conocerse el embarazo de Kiko, reconocía en un 64,1 por ciento su disposición a tener monarcas femeninos y a que sus descendientes heredaran también el Trono. EFE

 
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