"Sólo
pensaba en escapar", dijo la joven de 18 años, secuestrada
a los 10 cuando caminaba a la escuela, en una entrevista publicada
el miércoles, poco antes de aparecer por primera vez en
la televisión austríaca.
Unas
20 fotografías en la revista News muestran a una joven
atractiva, relajada, sonriendo en el hospital central de Viena
junto a sus psiquiatras, consejeros de prensa y otros que la ayudan
a dejar atrás su tormento.
Viste
jeans y una camisa violeta, y tiene en todas las fotos una larga
bufanda atada en torno a la cabeza, que cae hasta su cintura.
"Siempre
busqué el momento preciso, pero no podía arriesgar
nada", dijo Kampusch al recordar su fuga, el 23 de agosto
pasado.
La
adolescente huyó cuando su secuestrador Wolfgang Priklopil
se distrajo con una llamada telefónica mientras ella aspiraba
su coche.
Sostuvo
que su evasión fue "completamente espontánea".
Pese a que se sentía débil y cansada, dijo que corrió
fuera del jardín de la casa de Priklopil, en el norte de
Viena, cuando lo vio ocupado en el teléfono.
"También
tenía pensamientos feos (...) A veces soñaba con
cortarle la cabeza, si hubiera tenido un hacha", sostuvo.
Priklopil,
un técnico en telecomunicaciones, se suicidó horas
después de que la adolescente logró escaparse.
"Un
intento fracasado hubiese significado no salir nunca más
de la celda", añadió Kampusch.
Wolfgang
Priklopil.
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"Una
vez, en coche, quise desprenderme el cinturón de
seguridad para saltar del vehículo, pero me retuvo",
contó en otra entrevista concedida al diario Kronen-Zeitung,
donde aparece con una boina negra.
La
joven indicó que no quería hablar demasiado
de su captor. "Ya no está aquí para defenderse.
Pienso que arremeter contra una persona muerta no es muy
agradable, especialmente por su madre", dijo a News.
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No
obstante, precisó que Priklopil "sufría de
mucha paranoia y era un desconfiado crónico".
"Yo
seguía pensando que probablemente no había nacido
para permanecer encerrada y ver cómo mi vida se arruinaba.
Estaba desesperada ante tanta injusticia (...) Pensaba que nunca
me encontrarían", confesó.
La
joven, que se expresó con una excelente gramática
y un rico vocabulario, dijo que extrañó sobre todo
a sus abuelos y a sus gatos, y que le encantaría hacer
un crucero con sus padres y visitar Londres y Nueva York.
Le
gustaría estudiar psicología, periodismo o derecho.
"Tengo dos proyectos: uno para las mujeres mexicanas secuestradas,
torturadas y violadas, y otro para las personas que sufren de
hambruna en Africa", afirmó.
POR FIN APARECE
Con un pañuelo en la cabeza que deja traslucir su pelo
rubio, la joven de 18 años mostró su rostro, pálido
y de ojos azules, por primera vez desde su huida hace dos semanas
y ante un público conmocionado por su dramática
historia.
Hasta
ahora, las únicas imágenes de Kampusch difundidas
por los medios habían sido fotos de cuando tenía
10 años, edad en la que fue secuestrada de camino a la
escuela, y luego tapada con una manta azul y protegida por la
policía tras su huida.
"Me
siento bien, dadas las circunstancias. Lo que más hago
es intentar relajarme", fueron sus primeras palabras ante
las cámaras, y con ello también la primera vez que
la población austríaca pudo oír la voz de
la joven secuestrada.
Y
agregó: "yo no estaba sola. En mi corazón
estaba mi familia. Y por suerte los recuerdos estuvieron
siempre conmigo. Y yo me prometí un día, que
cuando fuera mayor y más fuerte iba a escapar. Le
hice una promesa a mi antigüa yo, que liberaría
a esa niña" (Escucha su declaración en
alemán).
La
joven comentó que suele "hablar por teléfono"
con sus padres y destacó que su madre "nunca
perdió la esperanza de que estuviera viva".
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"Ayer
y antes de ayer ya me encontré con mi madre. También
ya me había encontrado con mis padres en la policía.
Ayer me reuní por primera vez con mi hermana mayor",
comentó.
Por
otra parte, aseguró que se siente muy ofendida por las
"cosas inciertas" que se han publicado sobre ella en
los últimos días, pero sobre todo las fotos del
calabozo en el que estuvo encerrada.
"Se
trata de mi habitación, no es asunto de nadie", dijo
Kampusch, quien precisó que durante los primeros seis meses
de su secuestro no salió ni una sola vez de ese escondrijo.
"Después
de ese medio año me dejó subir a la casa para lavarme",
explicó Natascha y comentó que su captor era sumamente
meticuloso y que controlaba todo.
A
los dos años del secuestro aseguró que tuvo acceso
a una radio para que pudiera escuchar las noticias, dijo.
Agregó que en las principales fiestas como Navidades, Semana
Santa o cumpleaños su captor le hacía regalos. "Muchos
niños se pueden comprar cosas, yo no podía comprarme
nada allí dentro", explicó. "Creo que
tenía muy mala conciencia", añadió la
joven, cuyo secuestro y posterior liberación ha conmocionado
a la república alpina y al mundo entero.
En
la conversación grabada con anterioridad y que duró
20 minutos, la joven dialogó con Christoph Feurstein, quien
había adelantado que la entrevista es "escalofriante",
que "hay momentos que ponen los pelos de punta" y que
que ella cuenta cómo, durante el secuestro, trató
de hacer señales de socorro con su mirada a la gente con
la que se cruzaba, pero que "nadie reaccionó".
El
periodista agregó que Natascha "tenía muchas
ganas de hacer la entrevista y lo ha hecho muy bien. Estaba muy
enérgica, muy activa, llena de deseos y de ilusiones para
el futuro"..