13 de septiembre de 2006
Dagoberto Rodríguez
Proceso Digital

  • De un total de 1,750 millones de utilidades, el consorcio se llevó unos 1,100 millones y el Estado alrededor de 650

  • El manejo privado de los aeropuertos nacionales ha sido más “cáscaras que nueces”, según expertos

  • La Concesionaria adeuda a la fecha por concepto de multas más de un millón de dólares

Tegucigalpa - La concesión de los aeropuertos ha dejado más desencantos que satisfacciones a los hondureños, y eso quedó evidenciado en el hecho que en los últimos cinco años se generaron ganancias por 1,750 millones de lempiras (unos 100 millones de dólares), pero la mayor tajada se la llevó la empresa operadora con más de 1,100 millones, mientras el Estado solo percibió 650 millones de lempiras.

A pesar de que la administración privada de las terminales aéreas dejó semejantes e históricas utilidades, esas ganancias no se han traducido en mejoras sustanciales para los aeródromos nacionales, algunos de los cuales siguen operando en infraestructuras y condiciones inadecuadas para la comodidad de los más de 700,000 viajeros nacionales y extranjeros que entran y salen del país anualmente.

Los únicos dos aeropuertos que experimentaron inversiones importantes fueron el “Golosón” de la ciudad de La Ceiba y Toncontín de Tegucigalpa, pero en este último está pendiente la ampliación de 300 metros de la pista de aterrizaje, algo que la concesionaria se resiste a cumplir aduciendo incumplimientos del Estado e incompatibilidad de los predios en donde se localiza la terminal.

Según la Superintendencia de Licencias y Concesiones, en los últimos cinco años se invirtieron en las cuatro terminales alrededor de 21.6 millones de dólares distribuidos de la siguiente forma: 13.9 millones en Toncontín, 4.5 en el “Golosón”, 4.4 en el Juan Manuel Galvez de Roatán y 1.7 en el Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula.


El aeropuerto Toncontín presenta ahora una mejor imagen a los usuarios, pero aun faltan otras inversiones.

El contrato de concesión de los cuatro aeropuertos fue suscrito con InterAirports el 10 de marzo del 2000, después de un largo y controvertido proceso de licitación pública en el que la empresa ganadora se comprometió a entregar al estado un canon del 39.5 por ciento, porcentaje que meses después fue modificado.

Sin embargo, a raíz de los problemas legales con algunos socios, las millonarias multas impuestas por el Estado, los malos manejos administrativos y las deudas, InterAirports cayó en insolvencia financiera, por lo que el 90 % de las acciones fueron vendidas al acaudalado empresario hondureño-cubano José Lamas, en septiembre de 2005.

Meses después, la mayoría de las acciones fueron adjudicadas al conglomerado de empresas del Grupo Terra, propiedad del magnate de la generación térmica, Fredy Nasser, y de paso el consorcio cambió su nombre comercial y pasó a llamarse Aeropuertos de Honduras.

El colapso financiero en el que cayó InterAirports, antes de ser absorbido por Lamas y Nasser, impidió prácticamente el avance de las obras en los cuatro aeropuertos, mientras las mejoras que se realizaban en el Toncontín y Golosón se paralizaron hasta que los nuevos socios inyectaron recursos frescos para concluirlas.

Gracias a esos fondos se logró avanzar en la ampliación del anexo del aeropuerto capitalino y la colocación de las mangas de abordaje, pero todavía están en proceso de construcción la torre de control y la parte sur del inmueble. También la repavimentación de la pista de rodaje y aterrizaje.

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