Tegucigalpa
- A pesar de que el número de instituciones educativas
se redujo este año, los desfiles en conmemoración
de los 185 años de independencia no desentonaron y fueron
un espectáculo de fervor cívico y amor a la Patria
por parte de los miles de estudiantes y espectadores que participaron
en la jornada.
Como todos los años, miles capitalinos se olvidaron por
un momento de la crisis económica y la galopante delincuencia
y se volcaron a lo largo de la ruta en la que se desplazó
el desfile de las bandas de guerra de unos 45 institutos de segunda
enseñanza de la capital.
Los desfiles patrios, arrancaron al filo de las 8:00 de la mañana
con la escolta de cadetes de la Escuela Militar Francisco Morazán.
Como es ya una costumbre, las bellas jovencitas que hicieron de
palillonas y pomponeras acapararon la atención de los espectadores,
especialmente de los caballeros. Las hermosas estudiantes levantaron
los ánimos de la gente con sus cadenciosos movimientos
y su gracia juvenil.
Las bandas de guerra no se quedaron atrás y ofrecieron
un espectáculo de música aparte, y algunas como
la de los institutos José Martí y Morazán,
hicieron vibrar a los presentes y fueron las más aplaudidas
por su presentación.

Llamó la atención, principalmente entre los niños,
las mojigangas que algunos colegios incorporaron en sus pelotones.
Uno de las instituciones con mayor tradición y de los más
esperados en los desfiles de independencia fue el Instituto Central
Vicente Cáceres, pero este año tuvo una deslucida
participación, posiblemente por el conflicto interno que
prima en esa institución educativa desde hace algunos días
por el nombramiento de la directora Zulema Herrera.
A su llegada al coliseo deportivo, los estudiantes que integraban
el pelotón del Central fueron agredidos por un grupo de
supuestos compañeros que los tildaron de basuras y les
lanzaron objetos a raíz de su decisión de marchar,
sin el consentimiento de la mayoría del alumnado y los
docentes renegados.
La mayoría de los espectadores se concentraron en las instalaciones
del Estadio Nacional “Tiburcio Carías Andino”,
en donde el escuadrón especial de paracaidistas del ejército
ofreció un espectáculo especial con sus saltos casi
perfectos al engramado del coloso capitalino.
Férrea vigilancia
En esta ocasión los desfiles se desarrollaron en una relativa
tranquilidad, gracias a la nutrida y férrea vigilancia
que ejercieron los agentes de la Policía Nacional y efectivos
de las Fuerzas Armadas a lo largo de la ruta, lo que evitó
que los delincuentes hicieran de las suyas con los espectadores.
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En
algunos tramos se presentaron leves incidentes con algunos
revoltosos que fueron rápidamente controlados por
la policía y enviados a los reparos policiales. Por
lo demás, la Patria vivió una jornada cívica
que atrajo a miles de personas y que se prolongó
hasta en horas del mediodía.
La jornada inició a muy tempranas horas frente a
la estatua del General Francisco Morazán, ubicada
frente al edificio del Banco Centroamericano de Integración
Económica, BCIE, en un punto del bulevar Estadio-Suyapa,
en donde el presidente Manuel Zelaya proclamó el
tradicional grito: ¡Viva la independencia viva la
república!. |
Las principales autoridades del país y de la municipalidad
de Tegucigalpa, encabezadas por el presidente Zelaya y el alcalde
Ricardo Álvarez, se congregaron en ese sitio para iniciar
con el protocolo de izar la Bandera Nacional y entonar las notas
del himno nacional y de los demás países centroamericanos.
Luego de los actos protocolarios, las principales autoridades
del país, entre ellos los representantes de los tres poderes
del Estado y la plana mayor de las Fuerzas Armadas, se desplazaron
al Estadio Nacional, en donde presenciarán el paso de los
diferentes colegios públicos y privados que participaron
en la celebración.