Aunque una “pirámide” es una guía nutricional
de clasificación de alimentos, cada vez con mayor frecuencia
se la utiliza para aprender a servir porciones adecuadas.
“Hay nuevas interpretaciones a la pirámide nutricional,
y hay que saber cómo adaptarlas de la mejor manera para
influir favorablemente en la dieta de los niños, sobre
todo aquellos que no comen bien”, comentó Hellen
Quesada, nutricionista de Abbott Laboratorios.
Las tendencias actuales en nutrición recomiendan inculcarle
a los pequeños la preferencia por alimentos naturales y
balanceados. Las comidas rápidas, condimentadas o golosinas
pueden ingerirse, pero ocasionalmente, y es fundamental que los
pequeños no las perciban como algo especial o como un premio.
Los padres deben saber reconocer las diferencias que existen entre
su dieta y la de los niños, y que los parámetros
que utilizan para ellos no son los mismos que los de sus hijos.
“Es común en un hogar que se recarguen más
los carbohidratos en la dieta del adulto, y que el plato del niño
siga el mismo camino; en nuestra región el consumo de frutas
y vegetales es muy bajo y no siempre hay ensaladas presentes en
los platos”, indicó la especialista.
El tamaño de las porciones es también importante.
Hay que darle al niño pequeño una cantidad pequeña
en un plato adecuado a su tamaño, y no una cantidad grande
o para un adulto, porque eso puede inducirlo a que lo rechace.
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La
educación nutricional enfatiza en la necesidad de
dar a las personas elementos que le permitan hacer una mejor
selección y preparación de los alimentos que
tienen disponibles.
La
clasificación de alimentos por grupos de acuerdo
con sus características nutricionales, disponibilidad
local y hábitos alimentarlos es una estrategia que
los nutricionistas usan desde hace muchos años.
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Aunque
la tendencia de agrupar los alimentos en tres o cuatro grupos
básicos está fuertemente arraigada, y se ve estimulada
por la necesidad de ubicarlos en algún lugar de los alimentos
comunes de la dieta, hay múltiples clasificaciones usadas
en diversos países.
Por ejemplo, existe "la pirámide nutricional"
de los Estados Unidos, la "olla de alimentos" de Guatemala,
"el círculo de alimentos de Inglaterra", el “plato
alimentario” en Costa Rica, los grupos básicos de
Canadá, entre otros.
Tradicionalmente
se han agrupado los alimentos tomando en cuenta el aporte nutricional
(macro y micronutrientes). Sin embargo, esta clasificación
hace que el consumidor tenga una idea muy general acerca de las
cualidades de los productos alimenticios.
Las
agrupaciones de alimentos han sido diseñadas tomando en
cuenta necesidades particulares de las poblaciones. Principalmente
en las decisiones de agrupación de alimentos, se considera
el perfil epidemiológico, el patrón alimentarlo
y la disponibilidad de alimentos.
La versión más novedosa en esta tendencia fue introducida
recientemente por el Departamentos de Agricultura de Estados Unidos,
que para estar a tono con las nuevas necesidades nutricionales.
Su “pirámide” distribuye los alimentos no en
franjas horizontales sino verticales, para darle igual importancia
a cada grupo.
“Hay
cambios muy interesantes, como dividir los cereales y carbohidratos
según sean refinados o integrales, y establece que
no todas las grasas son inconvenientes para la dieta, sino
que hay un tipo saludable cuyo consumo debe fomentarse”,
comentó la nutricionista Quesada. |
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La “pirámide”, además, incorpora el
ejercicio como uno de los elementos a tomar en cuenta, y es posible
personalizarla por sexo y, especialmente, por edad, por lo que
puede convertirse en un instrumento útil para adaptar la
dieta a las necesidades de los niños, sobre todo aquellos
que no comen bien y para los cuales existen diversos recursos.
La ayuda de un profesional, pediatra o nutricionista, es esencial
para determinar las opciones más adecuadas que les ayuden
a mejorar su nutrición.