Las remesas también tienen un lado oscuro, dice Banco Mundial

   

31 de Octubre de 2006

Washington - Los efectos positivos de las remesas que envían a sus países de origen los emigrantes latinoamericanos son bien conocidos, pero un informe publicado hoy por el Banco Mundial señala que no es oro todo lo que reluce.

El estudio "Cerca de casa: el impacto de las remesas en el desarrollo de América Latina" indica que los beneficios de esos flujos, que superaron los 48.000 millones de dólares en el 2005, se han sobrestimado, al no tener en cuenta algunos de sus costes.

En ese sentido, Pablo Fajnzylber, uno coautor el informe junto con Humberto López, llama la atención sobre la pérdida de competitividad de algunas economías a raíz de la entrada masiva de dólares.

"En términos medios, en todos los países se produce una apreciación del tipo de cambio de la moneda local, al haber muchos dólares disponibles en circulación", explicó a Efe Fajnzylber, quien señaló que eso daña la capacidad exportadora.

El economista apunta que "en una situación en la que las remesas hipotéticamente se multiplicaran por dos, la apreciación del tipo de cambio promedio variaría entre el 3 y el 24 por ciento", según el método que se utilice.

Ese efecto, conocido como "mal holandés", es más acusado en aquellos países en los que las remesas suponen un mayor porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), como Honduras y El Salvador, donde las transferencias equivalen al 15 por ciento del PIB.

Países como Ecuador, Guatemala, Nicaragua y la República Dominicana también han experimentado una considerable apreciación de sus monedas locales en las dos últimas décadas.

El economista del Banco Mundial destaca que otro de los factores que suele olvidarse es el ingreso que deja de percibirse a raíz de la emigración.

"En algunos estudios se ha analizado cuál sería la situación de las familias que reciben las remesas si dejaran de percibir ese ingreso, sin tener en cuenta el daño originado por la partida de miembros del núcleo familiar", explica Fajnzylber.

El éxodo de profesionales y trabajadores capacitados es otro de los costes de la partida de habitantes de la región.

En algunos países caribeños, cerca del 30 por ciento de la fuerza laboral ha emigrado, a diferencia de sólo el 10 por ciento en los países latinoamericanos fuera del Caribe.

Pese a recordar que en el mundo de las remesas no todo es color de rosa, el empleado del Banco reconoce que los flujos impulsan el crecimiento y reducen la pobreza.

Según el estudio, por cada uno por ciento de aumento de las remesas como porcentaje del PIB, la fracción de la población que vive en la pobreza se reduce en 0,4 por ciento.

Además, se calcula que el aumento del 1,6 por ciento en estos flujos como porcentaje del PIB ocurrido entre 1991 y 2005 se tradujo en un incremento del 0,27 por ciento del PIB per cápita.

El informe destaca que las remesas no son un sustituto de políticas de desarrollo sólidas e insiste en que su impacto es mayor en los países con mejores sistemas financieros y clima empresarial.

Fajnzylber cree que el motivo es que en esos países se invierte un porcentaje de las remesas, condición considerada imprescindible para que las transferencias tengan efecto a largo plazo.

Según "Cerca de casa", las remesas tienen efectos dispares sobre la pobreza y la desigualdad.

En lugares como México, El Salvador, Guatemala y Paraguay, los hogares que reciben transferencias corresponden en su mayoría al segmento más pobre de la sociedad. En Perú y Nicaragua tienden a beneficiar más a la clase media.

Los datos de censos realizados en Estados Unidos indican que la mayoría de los inmigrantes de México y América Central proviene de la parte inferior del espectro educativo en sus países de origen.

Por el contrario, quienes llegan de América del Sur y el Caribe tienden a ser más educados que los que se quedan en sus países.

En cuanto a los montos, el estudio apunta que México es el mayor receptor de remesas del mundo, al recibir unos 21.800 millones de dólares al año. Colombia ocupa el noveno lugar con 3.800 millones y Brasil el undécimo con 3.500 millones.

Para finalizar, el informe hace hincapié en que para aumentar el impacto positivo de las remesas, deben bajarlos costes de transacción, para lo que es necesaria una mayor competitividad en el mercado de envíos. EFE