Iglesia de Brasil aprueba "muerte
digna" de pacientes terminales

   

12 de noviembre de 2006

Río de Janeiro - La Iglesia católica brasileña respaldó una decisión del Consejo Federal de Medicina de Brasil que autoriza a sus médicos afiliados a suspender tratamientos que mantienen artificialmente vivos a enfermos terminales.


Según un comunicado de la Confederación Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) difundido este fin de semana, la llamada "ortotanasia" auspiciada por el Consejo (colegio de médicos) coincide con la opinión de la Iglesia católica expresada oportunamente por el Papa Juan Pablo II en una encíclica.

En relación a la "ortotanásia", la posición de la CNBB es aquella manifestada en documentos de la Iglesia, especialmente a la encíclica Evangelium vitae (el Evangelio de vida, de 1995), donde el Papa Juan Pablo II aclara la posición contraria a la eutanasia.

Al contrario de la eutanasia, la ortotanasia "es la decisión de renunciar al llamado exceso terapéutico, o sea, ciertas intervenciones médicas ya inadecuadas a la situación real del enfermo, porque no son proporcionales a los resultados que se podrían esperar o porque son demasiado pesadas para él y su familia", señaló la CNBB.

"En esas ocasiones, cuando la muerte se anuncia inminente e inevitable, se puede en conciencia renunciar a tratamientos que darían solamente un prolongamiento precario y penoso a la vida", añade el texto.

Esto no significa interrumpir los cuidados normales debidos al enfermo en casos semejantes, aclara.

Según la resolución aprobada por el Consejo de Medicina el jueves, la "ortotanasia" difiere de la "eutanasia" en que no tiene por intención provocar la muerte de una persona, sino permitirle una "muerte digna" a un paciente incurable y en fase terminal.

Los obispos brasileños señalaron que la encíclica papal afirma que "la renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale a suicidio o a eutanasia".

Los representantes de la Iglesia brasileña añadieron que Juan Pablo II también se refirió en esa misma encíclica a la manifestación del Papa Pío XII, de 1957, según la cual "es lícito suprimir el dolor por medio de narcóticos, inclusive con la consecuencia de limitación de la conciencia y abreviación de la vida". EFE

 
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