Préstamos de un puñado de dólares para salir de la pobreza

   

14 de noviembre de 2006

Halifax (Canadá) - Con préstamos de un puñado de dólares, las organizaciones dedicadas a la concesión de créditos a los más pobres del mundo consiguen sacar de la pobreza absoluta a centenares de millones de personas.

En el 2003, Lorna Campbell era una mujer acabada. Esta jamaicana se recuperaba de un accidente y sus escasos recursos económicos los tenía que dedicar a pagar las facturas médicas. Su pequeño negocio de artesanías sufrió las consecuencias y quedó prácticamente en la indigencia.

Mohamed Yunus.


"Un día caminando por la calle vi un letrero con el nombre de 'Hope Foundation' (una organización dedicada a la ayuda de las poblaciones más desamparadas). Entré en el edificio y pregunté qué es lo que era. Allí me enteré de la posibilidad de obtener un microcrédito", declaró Campbell hoy a Efe.

"Pero no calificaba para el programa de préstamos. No tenía nada para respaldar un crédito incluso por la cantidad más pequeña. Así que me puse a ahorrar y un año después volví", continuó Campbell, quien participa en la ciudad canadiense de Halifax en la Cumbre Global del Microcrédito.

En el 2004, Campbell consiguió que "Hope Foundation" le prestase 40.000 dólares jamaicanos, entonces alrededor de 700 dólares estadounidenses.

Con ese dinero compró materiales y equipo para producir sus artesanías.

Hoy, dos años después, Campbell tiene dos empleados a tiempo completo y otro a tiempo parcial y su empresa genera a la semana unos ingresos de unos 20.000 dólares jamaicanos, alrededor de 300 dólares al cambio de hoy.

Con una sonrisa en la cara, Campbell dice que es una mujer cambiada. "Mi autoestima ha aumentado, mi confianza, soy más responsable y me he ganado el respeto de los que me rodean. Me he renovado espiritualmente", afirmó.

Con su nueva prosperidad Campbell mantiene a cinco niños (una sobrina y cuatro niños de la calle) que viven con ella y a los que les enseña como elaborar las artesanías que vende.

Son ejemplos como los de Campbell los que hacen que los microcréditos se estén extendiendo por el mundo a una rapidez vertiginosa.

El bangladeshí Fazle Abed, fundador de una de las instituciones que en los años 1970 empezaron a conceder microcréditos en el país del sur de Asia, calificó hoy de "conservador" el objetivo establecido durante la reunión de Halifax para que en el año 2015, 175 millones de familias de todo el mundo tengan acceso a microcréditos.

"Ahora mismo alcanzamos a 113 millones de familias, por encima del objetivo de 100 millones establecido en 1997. Y hay unos 400 millones de familias en extrema pobreza. 175 millones para el 2015 es muy conservador", afirmó Abed.

Pero también hay quienes advierten sobre el trasfondo de estas cifras.

Ricardo Suxo, gerente de la Fundación Diaconía de Bolivia, que atiende a unas 30.000 familias en el país suramericano, explicó a Efe un ejemplo de sus temores.

"Una de nuestras clientas es una mujer que vende ají (una especia muy popular) en mercados callejeros. Cada bolsita cuesta diez centavos de boliviano (ocho bolivianos equivalen a un dólar al cambio oficial). Al cabo del día gana tres bolivianos. Toda la familia, compuesta por su marido y dos hijos que se dedican a limpiar zapatos, ganan al día diez bolivianos".

"Le concedimos un préstamo de veinte dólares para que pudiese empezar a vender el ají en los mercados. Pero nunca va a conseguir devolver el crédito cuando gana sólo tres bolivianos al día. Ella tiene un crédito de subsistencia y para salir de ese estado necesitaría más recursos", añadió Suxo.

Aún así, centenares de millones de pobres no tienen más salida y la Cumbre de la Campaña del Microcrédito se ha propuesto que para el 2015 unos 500 millones de personas hayan salido de la pobreza más absoluta gracias a microcréditos.

El último Premio Nobel de la Paz, Mohamed Yunus, se refirió el lunes a uno de los programas que el Banco Gramee que él fundó tiene en marcha en Bangladesh para ayudar a los mendigos.

Gracias a un préstamo mínimo y una pequeña capacitación, el programa ha reconvertido a 83.000 pedigüeños bangladeshíes en vendedores de puerta en puerta que ofrecen productos en vez de mendigar. EFE

 
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