Los príncipes Felipe y Letizia serán padres de otra niña

   

27 de noviembre de 2006

Madrid - La Casa Real española anunció hoy que el hijo que esperan para la próxima primavera los príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, es una niña, lo que aplacó los debates sobre los derechos sucesorios de su primogénita, la infanta Leonor.

El príncipe Felipe y su esposa, Letizia, junto a su hija Leonor.

Esta confirmación supone que Leonor, que cumplió un año en octubre pasado, se mantiene en el segundo lugar en la línea sucesoria de la Corona, después de su padre, el príncipe Felipe de Borbón.

El segundo embarazo de Letizia Ortiz, de 34 años, reavivó en España el debate sucesorio que se planteó el 31 de octubre de 2005 con el nacimiento de Leonor.

La Constitución española, de 1978, da preferencia al varón sobre la mujer en el orden sucesorio de la monarquía y, por consiguiente, de la jefatura del Estado.

Entre las principales fuerzas políticas españolas hay consenso sobre la necesidad de una reforma constitucional que garantice la no discriminación por razón de sexo entre los sucesores de Felipe de Borbón, de 38 años y tercer hijo de los reyes Juan Carlos y Sofía de España, que nació después que sus hermanas, las infantas Elena y Cristina.

Sin embargo, el procedimiento requiere una mayoría a favor de dos tercios en el Parlamento, la disolución de sus dos cámaras y un referéndum, lo que hace improbable que dicha reforma sea promovida antes del final de la presente legislatura, que acaba en 2008.

Los príncipes de Asturias celebraron su boda en Madrid el 22 de mayo de 2004.

En principio, cuando Felipe de Borbón acceda al trono como Felipe VI, su primogénita, Leonor, se convertiría en la trigésimo sexta princesa de Asturias, un título que históricamente va unido a la condición de heredera de la Corona.

La niña que nacerá en primavera será la cuarta nieta de los reyes de España, junto a su hermana Leonor y sus primas Victoria Federica de Marichalar e Irene Urdangarín, hijas de las infantas Elena y Cristina, respectivamente.

Además, será la octava nieta de Juan Carlos y Sofía, si a las mujeres se añaden los varones, Felipe Juan Froilán de Marichalar y Juan, Miguel y Pablo Urdangarín, vástagos de las infantas de España.

Esta niña será la tercera en el orden de sucesión a la Corona, tras su padre, el príncipe Felipe, y su hermana Leonor.

La noticia conocida hoy, que abrió los informativos nocturnos de las televisiones y radios españolas en medio de una gran expectación, aplacó el debate que hay en España sobre los derechos sucesorios de Leonor al no estar ya en colisión con los de un posible hermano varón.

Desde la Casa Real siempre se ha mantenido que no era urgente la modificación constitucional porque el heredero es Felipe de Borbón, y así lo han recordado tanto el rey Juan Carlos como él mismo en algunas ocasiones.

Fuentes del Palacio de la Zarzuela, residencia oficial del monarca, han insistido en diversas ocasiones en que todos los hijos de los príncipes tienen el mismo tratamiento y consideración desde un punto de vista legal, por lo que es innecesario establecer un orden de sucesión hasta que Felipe se convierta en rey.

En la misma línea, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero se remitió hoy a su posición conocida de que no hay ninguna urgencia para la reforma de la Constitución con independencia del sexo de los hijos de los príncipes.

Fuentes del Gobierno señalaron, no obstante, la conveniencia de que haya una reforma constitucional para igualar a la mujer y al hombre en el derecho a la sucesión a la Corona, y recordaron que así se ha planteado a los partidos políticos y se confía en que haya un acuerdo con la oposición conservadora.

No lo ven tan claro, sin embargo, los expertos en derecho constitucional que, cuando se anunció el segundo embarazo de Letizia, se pronunciaron, en su mayoría, a favor de que la reforma se acometa cuanto antes para evitar problemas en el futuro.

La preferencia por el varón en la Monarquía responde, según un reciente informe emitido por el Consejo de Estado, a una tradición histórica que "comporta la pervivencia cierta de una discriminación de la mujer" que hoy, más de 25 años después de la aplicación de la Constitución, la "conciencia colectiva" considera inaceptable. EFE

 
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