Tales
afirmaciones están contenidas en un "Mensaje a mis
compatriotas", un documento póstumo que el ex gobernante
de facto (1973-1990) dejó a los directivos de la fundación
que lleva su nombre y que publica hoy la prensa local.
Los
directivos de la fundación decidieron que fuese publicado
hoy, domingo, por constituir, a su juicio, "un mensaje de
unidad hacia los chilenos" y por su valor histórico.
El
mensaje está dirigido a los chilenos "sin excepción"
y Pinochet expresa su deseo de que sea difundido tras su muerte,
ocurrida el pasado 10 de diciembre.
"Quiero
despedirme de ustedes con mucho cariño. Entiendo que esto
parecerá incomprensible para muchísimos, pero es
así. En mi corazón no he dejado lugar para el odio",
afirma en el texto.
"Amo
a la Patria; amo a todos ustedes. Por amor se pueden hacer muchas
cosas buenas y muchas malas. Acertadas y erróneas. Yo nunca
imaginé entrar a la gran historia de mi país, pero
así ocurrió", sostiene.
Pese
a señalar que no quiere hacer análisis mayores,
lo que deja a los historiadores, afirma que en los años
70 el mundo estaba inmerso en la guerra fría y que Chile
"empezó a arder y se encajonaba, sin escape"
y que "se avecinaba a una guerra civil con miles de muertos".
Tras
considerar que una guerra es "lo peor que le puede ocurrir
a una sociedad", Pinochet afirma que la "mayoría
de la población se inclinaba por eliminar la imposición
de una dictadura marxista", en alusión al gobierno
de Salvador Allende.
Agrega
que hubo que actuar "con máximo rigor" hasta
conjurar cualquier extensión del conflicto que se anunciaba,
pues de lo contrario, la acción militar hubiese terminado
en un fiasco, que habría "provocado en el pueblo por
muchos años consecuencias negativas en extremo dolorosas".
Sobre
esa base, argumenta que fue preciso "emplear diversos procedimientos
de control militar, como reclusión transitoria, exilios
autorizados, fusilamientos con juicio militar".
"En
muchas muertes habidas y en los desaparecimientos de cuerpos es
muy posible que no se logre jamás un conocimiento acabado
del cómo o por qué ocurrieron", asevera.
"No
se puede descargar con simpleza la responsabilidad de un sinnúmero
de extralimitaciones porque no hubo un plan institucional para
ello. Los conflictos graves son así y siempre serán
así: fuente de abusos y exageraciones", justifica.
Sostiene
en seguida que actuó "con rigor pero con mucha más
flexibilidad que la que se me reconoce, por lo que yo siempre
me refería a una 'dictablanda'".
"¡Cómo
quisiera que no hubiese sido necesaria la acción del 11
de septiembre de 1973! ¡Cómo hubiera querido que
la ideología marxista-leninista no se hubiera interpuesto
en la nuestra vida patria!", afirma Pinochet, bajo cuyo régimen
hubo más de 3.000 muertos, un millar de desaparecidos,
cerca de treinta mil torturados y más de 200.000 exiliados.
"Cómo
hubiese deseado que el presidente Allende no hubiere incubado
en su ideario el propósito de transformar a nuestra Patria
en una pieza más del tablero dictatorial marxista!",
argumenta Pinochet.
"Yo
voy a misa y comulgo. Nunca dejo de pensar en las heridas abiertas",
dice más adelante y asegura que le gustaría "andar
en las calles, saludando, consolando, ayudando".
"
Mi destino es un tipo de destierro y soledad que jamás
hubiera pensado, y menos deseado", agrega, pero en seguida
se declara "orgulloso de la enorme acción que hubo
que realizar para impedir que el marxismo-leninismo alcanzara
el poder total".
Su
acción, acota, también estuvo encaminada "a
que mi entrañable Patria fuera una gran nación".
"De
eso, nunca dudaré, sin una pizca de vacilación.
De repetirse la experiencia hubiere deseado, sin embargo, mayor
sabiduría", concluye.
Según
la fundación Pinochet, el texto original, escrito a máquina,
será exhibido en un futuro museo que se proyecta levantar.
EFE