En
una entrevista a la cadena de televisión estadounidense
PBS, que será retransmitida esta noche y de la que ya se
han dado a conocer extractos, el mandatario dijo que el ahorcamiento
del ex dictador iraquí le había parecido "un
asesinato por venganza" que envía un mensaje muy confuso
a los ciudadanos.
Tras
declararse "decepcionado" por la forma en que se desarrollaron
las ejecuciones, particularmente la del ex dictador iraquí,
Bush indicó que había transmitido su malestar al
primer ministro iraquí, Nuri Al-Maliki.
Admitió
además que lo ocurrido le dificulta la labor de explicar
a los estadounidenses que el Gobierno iraquí al que ayuda
EEUU "quiere la unidad del país y avanzar hacia adelante".
A
su juicio, lo que muestran las ejecuciones de Husein, de su hermanastro
y ex jefe de los servicios secretos iraquíes, Barzan al
Tikriti, y del antiguo presidente del Tribunal Revolucionario,
Awad al Bandar, es que "es un Gobierno que todavía
tiene que madurar".
La
muerte de Husein fue grabada por un teléfono móvil
y difundida en varias televisiones árabes, que mostraron
imágenes en las que podía verse al ex dictador acompañado
de verdugos encapuchados que lo dirigen hacia la horca, mientras
se escuchan voces a favor del clérigo chií Muqtada
al Sadr y de su padre, Baqer al Sadr, asesinado durante el régimen
de Sadam.
Además,
se escuchaba una voz que decía: Sadam "vete al infierno"
y la reacción de enfado del ex presidente cuando respondía:
"al infierno...al infierno", "ésta es la
horca de la desgracia".
Bush
criticó lo ocurrido en una entrevista en la que volvió
a defender la nueva estrategia para Irak que presentó la
semana pasada y que ha generado una fuerte oposición entre
la nueva mayoría demócrata del Congreso y entre
los ciudadanos, muy críticos especialmente con su propuesta
de reforzar las tropas desplegadas en territorio iraquí.
Las
últimas encuestas de opinión revelan que la mayoría
de los estadounidenses están en contra de esa propuestas
y, en general, de la política del presidente en relación
con el conflicto en Irak.
Bush
admitió que es así y llegó a decir incluso
que, si le preguntaran su opinión sobre Irak, "sería
uno de los que dicen: no, no apruebo lo que está pasando".
Aunque
se declaró "frustrado" por la falta de progresos,
el presidente argumentó que había que cambiar de
estrategia porque, en su opinión, mantener la política
actual llevaría al fracaso, y optar por la retirada también
tendría las mismas consecuencias pero de forma mucho más
rápida.
Bush
reconoció que la situación en Irak parecía
esperanzadora hace un año, cuando creyó que se estaba
logrando el objetivo de crear la situación para que el
país pudiese "gobernarse, mantenerse y defenderse".
Sin
embargo, "no hay duda de que 2006 fue un año pésimo
para Irak", admitió. EFE