20 de enero de 2007
Redacción Proceso Digital
 
  • El asesor presidencial Enrique Flores Lanza dijo que no se invitó al consultor Robert Meyering y a los testigos de honor a la reunión con las transnacionales a El Salvador porque era "incómodo".

Tegucigalpa - El gobierno logró conjurar el retiro de los testigos de honor del proceso de licitación de combustibles, después de presentarle sus argumentos sobre la presencia del político Arturo Corrales Álvarez en las negociaciones con las transnacionales del petróleo que se celebraron el jueves anterior en El Salvador.

Fuentes oficiales, vinculadas al grupo de testigos, confiaron el mediodía del viernes que éstos habían tomado la decisión de renunciar a esa instancia de seguimiento, molestos por la incorporación inconsulta de Corrales Álvarez a las conversaciones con las importadoras de carburantes.

Pero el malestar mayor obedecía al hecho que el gobierno los marginó prácticamente de las reuniones que el presidente Manuel Zelaya sostuvo con el embajador de Estados Unidos Charles Ford y la que algunos de sus funcionarios mantuvieron con las importadoras en la vecina república de El Salvador.

Esta situación motivó una reunión de urgencia de los testigos en un hotel de la capital, en la que acordaron increpar al gobierno por la falta de transparencia y aparentemente concertaron su renuncia oficial ante el gobernante hondureño.

A su retorno de El Salvador, este mismo viernes, el asesor presidencial Enrique Flores Lanza, por instrucciones del presidente Manuel Zelaya Rosales convocó de urgencia al grupo, tras enterarse de su malestar e intención de retirarse del proceso de seguimiento de la licitación.

En una acalorada reunión, los testigos increparon al asesor presidencial de haber incorporado al dirigente político Arturo Corrales, cuando éste ha sido uno de los principales opositores a la licitación de carburantes y un férreo defensor de las transnacionales que operan en el país.

La discusión alcanzó tal nivel que en cierto momento la periodista Roxana Guevara se retiró de la reunión evidentemente molesta y contrariada.


Arturo Corrales Álvarez.

Fuentes de Proceso Digital confiaron que Guevara fue una de las notables que más insistió en la renuncia del grupo por la falta de transparencia de parte de los funcionarios del Poder Ejecutivo.

Al cabo de la reunión, la coordinadora de la Coalición Patriótica, Juliette Handal de Castillo confirmó que el grupo había adoptado la decisión de continuar apoyando al gobierno en todo el proceso, no obstante, pidió el retiro de Corrales Álvarez de las conversaciones con las petroleras.

Handal criticó el hecho que Corrales Álvarez ha sido uno de los principales opositores a la licitación de combustibles, pero ahora aparezca como mediador entre las empresas y el gobierno de la República.

Admitió que Conoco Phillips, adjudicataria de la licitación, ha mandado mensajes al gobierno en el sentido de que podría retirarse del proceso sino se define la situación de los tanques de almacenamiento, que es una de las condiciones para firmar el contrato de aprovisionamiento con la actual administración.

Por su parte, el representante de la iglesia católica, Rafael Alvarado, confirmó a los periodistas que hubo una intención del grupo de garantes de renunciar, pero que a última hora determinaron seguir acompañando al Presidente en el proceso, tras escuchar las explicaciones del asesor presidencial.


Enrique Flores Lanza.

Presencia incomodaba
El ministro asesor, Enrique Flores Lanza, se congratuló de la decisión de los garantes de acompañar el proceso de licitación hasta el final y arguyó que todo este impasse era un ejercicio de poder ciudadano. “El proceso y nuestra relación con los testigos de honor va caminando muy bien”, dijo.

Apuntó que la reunión con las transnacionales en El Salvador fue coordinada desde dos días antes de celebrarse y argumentó que no se invitó a ninguno de los testigos porque la salida fue a las seis de la mañana del mismo día y no hubo tiempo de avisarles para que lo acompañaran.

No obstante, Flores Lanza entró en contradicciones al mencionar que no se invitó al consultor Robert Meyering porque éste siempre ha sido cuestionado por las transnacionales y hubiera sido incomodo que él o cualquiera de los notables estuviera en las conversaciones.

“Era un poco incómodo que tanto Meyering, que fue cuestionado por las compañías, como los testigos de honor estuvieran presentes en la reunión”, afirmó.

Sobre la reunión con las importadoras y la presencia de Arturo Corrales en las conversaciones con sus representantes, dijo que “el gobierno tiene que hacer de buen padre y tiene que escuchar no solo a los nacionales, sino que a los hijos adoptados y extranjeros, a todas las personas que tienen intereses y participación en la vida nacional”.

Finalmente, manifestó que en la reunión Corrales Álvarez sirvió como un mediador entre las transnacionales y el gobierno, pero fue a petición de los representantes de las empresas y no del Poder Ejecutivo. “fue una reunión de acercamiento y no de negociación”, aseguró.


 
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