Bush pide al Congreso que dé una oportunidad a su plan para Irak
    

24 de enero de 2007

Washington - El presidente de EEUU, George W. Bush, pidió anoche a un Congreso dominado por los demócratas que dé una oportunidad a su nuevo plan para Irak y alertó de que una retirada de las tropas haría derrumbarse al gobierno iraquí.

Bush adoptó un tono conciliador en su sexto discurso sobre el Estado de la Unión, que comenzó con alabanzas a la nueva presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, y con un ramo de olivo para el partido de la oposición.

En el texto no estuvo presente la postura desafiante de otras intervenciones, como cuando tildó de "eje del mal" a Irak, Irán y Corea del Norte, o el optimismo sobre el rumbo de la guerra en Irak.

La reacción a sus palabras también fue diferente esta vez. Los legisladores le interrumpieron mucho menos con sus aplausos y gran parte del hemiciclo, incluida Pelosi, sentada detrás del podio, no se levantó cuando los correligionarios de Bush se alzaban para ovacionarlo.

La frialdad en la Cámara de Representantes, donde se pronuncia este discurso, es reflejo de la victoria de los demócratas en las elecciones legislativas del pasado 7 de noviembre y del desencanto, incluso entre muchos republicanos, con la guerra en Irak.

En el discurso Bush intentó ganarse el apoyo de ambos grupos a su plan para aumentar en 21.500 soldados los efectivos en Irak.

El presidente dijo que esta estrategia conlleva "la mejor posibilidad de éxito" y que las consecuencias de una derrota en el país árabe serían "graves y enormes".

Afirmó que si las tropas estadounidenses se retiran de Bagdad antes de que la ciudad esté segura, "el Gobierno iraquí sería avasallado por los extremistas".

El resultado sería una batalla "épica" entre los extremistas chiítas, con apoyo de Irán, y los suníes, con respaldo de la red terrorista Al Qaeda, que podría llevar a un conflicto en toda la región, alertó Bush.

Ante esta perspectiva, el presidente apeló a la unidad y pidió tiempo a los legisladores para su nuevo plan.

"No importa cómo ustedes votaron (cuando el Congreso aprobó la invasión de Irak), ustedes no votaron por el fracaso. Nuestro país sigue una nueva estrategia en Irak y les pido que le den una oportunidad para funcionar", dijo Bush.

En el discurso, también advirtió de que los extremistas chiítas constituyen un "peligro creciente", pues son hostiles a EEUU y "están decididos a dominar Oriente Medio".

Muchos de ellos, aseguró el presidente estadounidense, "reciben dirección del régimen iraní, que financia y arma a terroristas como Hizbulá, un grupo por detrás sólo de Al Qaeda en lo que respecta al número de vidas estadounidenses que se ha cobrado".

Aunque Irak y el terrorismo dominaron el discurso, como ha sido la tónica en los últimos años, Bush entró en otros temas más brevemente.

Uno de los más esperados era el cambio climático y la dependencia energética, pues la Casa Blanca había adelantado que serían asuntos principales de la intervención.

Bush reconoció hoy por primera vez que el calentamiento global es "un desafío serio" y apostó por las nuevas tecnologías para abordarlo, pero no habló de establecer límites máximos de emisiones de gases nocivos.

EEUU es responsable por un cuarto de la contaminación con dióxido de carbono en el mundo, pero su Gobierno sólo habla de metas voluntarias para ralentizar el aumento de las emisiones.

Bush fue más prolijo al hablar de sus medidas para disminuir la sujeción de la economía de EEUU a las importaciones de crudo.

"Esta dependencia nos hace más vulnerables a regímenes hostiles y a los terroristas", dijo Bush. "Es vital que diversifiquemos el suministro de energía de Estados Unidos, y la forma de hacerlo es a través de la tecnología", añadió.

Bush propuso reducir el consumo de gasolina en un 20 por ciento para el 2016 mediante el aumento de la proporción de carburantes alternativos, como etanol, biodiesel e hidrógeno, en la mezcla que entra en el tanque de combustible de los vehículos.

Su plan también asume que los automóviles consumirán el cuatro por ciento menos al año de media gracias a la adopción de nuevos dispositivos, lo que hará caer la demanda de gasolina.

Una vez más, Bush se instó al Congreso a aprobar una reforma migratoria que establezca un programa de trabajadores temporales y regularice a los 12 millones de inmigrantes clandestinos que residen en el país.

"Tengamos un debate serio, civilizado y concluyente", urgió el presidente a los legisladores.

"Necesitamos mantener la gran tradición del crisol que recibe y asimila a los recién llegados. Necesitamos resolver la situación de los inmigrantes ilegales que ya están en nuestro país, sin animosidad y sin amnistía", recalcó Bush. EFE