El dilema de Obama: Negro para los blancos, blanco para los negros
   

09 de febrero de 2007

Washington - Barack Obama, el senador por Illinois que hoy confirmó oficialmente que quiere convertirse en el primer presidente negro de EEUU, tiene por delante la difícil tarea de deshacer la percepción que muchos tienen sobre él: Es negro para los blancos y blanco para los negros.

Obama, con 45 años y senador demócrata por Illinois, nació en Hawai, y es hijo de padre keniano y madre blanca, del estado de Kansas.

 

A pesar de que su aspecto y sus maneras encuadran perfectamente en el prototipo de negro educado, Obama no es descendiente de esclavos africanos y afroamericanos, que dan a este extremo gran predicamento, no lo consideran "uno de los suyos".

De momento, la mayor y más prestigiosa Asociación para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por su sigla en inglés), no ha hecho ningún despliegue de apoyo a Obama y los políticos negros tradicionales en las campañas a la presidencia, como los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton, le han dedicado tímidos comentarios.

En el caso de Sharpton, que aspiró a la candidatura demócrata en 2004, es quizá porque podría volver a intentarlo y la competencia "negra" de Obama no le interesa.

El apoyo de Jackson ha sido también tibio. Ha dejado caer que no lo ve mal, pero no lo ha respaldado públicamente.

En los análisis sobre Obama que se prodigan en la prensa, los expertos subrayan que está claro que los líderes negros convencionales al estilo Martin Luther King tienen hoy pocas posibilidades de convencer a quien no forme parte del "núcleo duro" de los afroamericanos en EEUU.

Por eso creen que Obama, al que muchos de los negros de a pie no consideran "su candidato", puede llegar a un sector de esta minoría, quizá el más educado, pero desde luego no el más amplio.

Louis W. un afroamericano cincuentón que trabaja en un supermercado de Virginia ayudando a llenar las bolsas, lo tiene claro. "Ser negro es más que tener la piel negra... hombre, es compartir miserias, raíces, problemas, y creo que él (Obama) no sabe mucho de eso".

Pero el panorama puede mejorar para este candidato cuando se trata de los jóvenes afroamericanos a quienes, como a Germaine, que este año termina la escuela secundaria en Washington les gusta Obama.

"Es guapo... y dice cosas interesantes. !No sólo habla del pasado¡", afirma, y por eso dice que "si se le puede votar (porque consiga la candidatura) le votaré".

Mientras, el senador, que saltó al estrellato de la política nacional tras pronunciar el discurso central de la Convención Nacional Demócrata de 2004, está confiado en que, "cuando sepan quién soy, nos irá bien".

De momento, las encuestas de intención de voto indican que los afroamericanos están más por la candidatura de Hillary Clinton que por la de Barack Omaba y los separan nada menos que 15 puntos.

Pero para los blancos, Obama es negro, por mucho que haya ido a exclusivas escuelas de blancos en Hawai, de que oficialmente sea mulato y de que se haya educado en la prestigiosa Universidad de Columbia, en Nueva York.

Es negro, y como destacaba esta semana la revista Time, "está casado con una negra. Va a una Iglesia negra y vive y trabaja en un vecindario negro y pobre del sur de Chicago. Alguien mezclado como él podría haber elegido" y en su opinión, él ha elegido ser negro.

Al senador demócrata por Delaware y también aspirante a la candidatura, Joseph Biden, le queda muy claro. Para él, Obama es una persona "brillante", una de las personas más "coherentes" que conoce... Y, además, dijo sin pensarlo bien: "también es muy limpio".

Sus palabras, repetidas por la prensa y tachadas de racistas, obligaron al senador a pedir disculpas. Pero hay quien piensa que ese lapso ya le ha costado la candidatura a Biden.

Porque no hay que olvidarse de que, por encima de todo, existe la "Obama-manía", un movimiento de entusiastas, blancos y negros, capaces de todo por el senador de Illinois.

En esos círculos, Obama levanta un fanatismo desenfrenado. Baste como prueba la presentación que de él hizo recientemente en una cena de recaudación de fondos en Manchester el gobernador demócrata de Nueva Hampshire, John Lynch.

"Habíamos pensado que la estrella del evento fueran los Rolling Stones, pero lo cancelamos al darnos cuenta de que Obama vendía más entradas". EFE