A los ricos les preocupa
la autoestima
   
  • No todo en la vida es la macroeconomía

18 de febrero de 2007

DAVOS, Suiza - En el Foro Económico Mundial, que concluyó el pasado 29 de enero, no todo fue hablar de macroeconomía o de crisis políticas y medioambientales, pues también se debatió sobre si hay vida extraterrestre o sobre cómo mejorar la autoestima y alcanzar la felicidad.

 


Se tocaron temas privados
Las sesiones dedicadas a asuntos más relacionados con las esferas de la vida privada se celebraron en salas mucho más pequeñas que las que ofrecían cientos de lugares para tratar asuntos como el Futuro de Irak, La amenaza terrorista o Las perspectivas del dólar, por lo que los interesados debían inscribirse previamente.

Su éxito fue contundente y los asientos se agotaron rápidamente en reuniones como la que trató sobre Las relaciones y la autoestima y cómo éstas pueden convertirse "en motor de la felicidad y el éxito, a pesar de lo cual suelen ser descuidadas para concentrarse en la apariencia exterior".

La intimidad no fue un tabú y en esa misma sesión se debatió sobre la manera en que "una mayor comodidad con la sexualidad y la sensualidad" también mejora la autoestima.

Los olores que atraen éxito
El aroma del éxito fue otro título que atrajo la atención. En esa reunión se explicaba cómo los empresarios, publicistas, diseñadores y arquitectos usan cada vez más los olores para atraer a los clientes.

En tanto, reputados expertos en astronomía y astrofísica exponían en otro auditorio los conocimientos más recientes sobre la posibilidad de vida fuera de la Tierra, lo que probablemente animó a más de uno de los millonarios y multimillonarios que asisten al Foro de Davos a inscribirse para los primeros "viajes turísticos" que dentro de pocos años podrían realizarse a la Luna.

Buena parte de la atracción que el Foro ejerce sobre los más ricos y poderosos del planeta reside en el espíritu distendido que reina en esta reunión, donde uno puede toparse con el presidente de Microsoft, Bill Gates, luego con la reina Rania de Jordania y un poco más allá con su esposo el rey Abdalá II, sin hablar de dirigentes políticos y empresariales de talla mundial.

Muy rara es la ocasión en la que uno de los participantes no quiere pararse a hablar con un periodista en un pasillo, aunque también hubo quien recurría a su portavoz para que le despejara el camino, como la ministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni.

Se convirtieron en gente 'normal'
La horizontalidad de las relaciones se refleja en la sorpresa de un periodista mexicano cuando se encontraba desahogando su vejiga y, de pronto, entra -precedido de uno de sus guardaespaldas- el primer ministro británico, Tony Blair, y se coloca a su lado para hacer lo propio, y le saluda con un cordial "¡Hola!", que fue respondido por "¡Hi, Tony!".

Otra cosa que gusta a los "ricos y famosos" que se trasladan a Davos es que en esta pequeña y exclusiva estación de esquí se convierten por unos días en personas "normales", que salen a divertirse por las noches, toman el autobús para ir al Foro y pasean por sus calles, donde lo que más abunda son las tiendas de las marcas más exclusivas.

El Foro organizó para deleite de los asistentes fiestas exclusivas, algunas por temas, como las dedicadas al jazz y blues, indias tipo "Bollywood", o la cena de despedida del sábado, con la música de fondo de la orquesta sinfónica de Basilea, dirigida por Lionel Bringuier.

La ausencia de grandes protestas públicas contra al Foro Económico Mundial, visto como un baluarte del capitalismo, contribuyó a la atmósfera relajada que se vivió en Davos, donde en una sola ocasión unas cincuenta personas se reunieron pacíficamente en un espacio delimitado para expresar su rechazo al evento.

El cálido invierno que vivió Europa hasta hace justamente una semana hizo temer a los invitados que no podrían aprovechar la nieve y el esquí, pero -como una paradoja del cambio climático que fue uno de los debates centrales del Foro-, la víspera de la inauguración empezó una gran nevada y las temperaturas descendieron hasta 20 grados bajo cero.

Quizás por esa razón, los organizadores no prepararon adecuadamente desde el primer día las instalaciones del centro de prensa, donde el primer día los periodistas debieron trabajar a temperaturas muy bajas, aunque el problema fue en parte resuelto al día siguiente.