Zelaya
informó hoy de que hizo el ofrecimiento luego de que el
presidente nicaragüense, Daniel Ortega, expuso en su intervención
ante el foro internacional que “si Mel (el presidente Manuel
Zelaya) destruye los aviones (F-5) yo destruyo los (misiles) Sam
7”.
El presidente hondureño explicó que ante los señalamientos
de Ortega se vio obligado a solicitar nuevamente la palabra, a
pesar de que no se acostumbra en protocolo de este tipo de eventos
internacionales.
“Pero en este caso, por alusión, tuve que volver
a intervenir e insistir en que se me diera la palabra por el orden,
y al final el presidente de Guyana dijo vamos a hacer una deferencia
y le vamos a dar nuevamente la palabra al presidente de Honduras”,
refirió.
Zelaya dijo que en respuesta a Ortega planteó que en Honduras
“nosotros tenemos armas disuasivas y tenemos el ejército
más pequeño de Centroamérica”.
“Tuve que decirle al presidente Ortega no le tenga miedo
a los aviones que tiene Honduras presidente, son cinco aviones
pequeños que tienen 25 o 26 años de estar en Honduras
y se ocupan para acciones defensivas y disuasivas, no para atacar,
están más bien a sus órdenes, como hermanos
centroamericanos le digo, esos aviones están para defenderlo
a usted no para atacarlo y cuando tenga un problema búsquenos
que se los vamos a prestar”, agregó.
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Zelaya
dijo esperar que este incidente la prensa “lo va a
recoger seria y responsablemente porque el tono era bastante
fuerte y esas expresiones, en esos conclaves de presidentes,
son bastante difícil de asimilar sino se ponen en
el contexto de los problemas que queremos resolver”. |
El presidente Zelaya hizo referencia a este tema durante la reunión
con altos funcionarios de su Gobierno para conocer los avances
de las operaciones de corte y cobros de energía a nivel
nacional.
Los Sam-7 fueron adquiridos a la antigua Unión Soviética
en los años 80, durante la primera administración
del presidente Ortega (1979-1990).
El Gobierno de los Estados Unidos ha pedido al de Nicaragua que
destruya los cohetes, no obstante, las autoridades nicaragüenses
condiciona la destrucción de sus cohetes a que Honduras
se deshaga de su flota de aviones F-5.