De
hecho, el intento de Google, llamado 'traducción automática
estadística', es sensiblemente diferente de otros esfuerzos
anteriores ya que renuncia a los expertos lingüísticos
que programaban reglas gramaticales y diccionarios en ordenadores.
En lugar de esto, introducen en el sistema documentos que ya han
sido traducidos en dos lenguas y después dejan a los ordenadores
que deduzcan patrones fijos para futuras traducciones.
La calidad de este sistema no es perfecta, pero es una mejora respecto
de anteriores esfuerzos sobre traducción automática,
aseguró Franz Och, un alemán que dirige el grupo de
traducción automática de Google en los cuarterles
de la compañía, en Mountain View (EEUU).
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Naturalmente,
hay división de opiniones. "La gente que conoce
y ha utilizado la traducción automática durante
algún tiempo ve nuestro sistema de traducción
árabe-inglés, y afirman que es asombroso",
dijo Och. |
"Por otro lado, otras personas que desconocen la evolución
de los traductores automáticos leen una frase traducida y
te dicen que hay un error en la línea cinco y que parece
que no funciona bien", confesó.
No obstante, para algunos asuntos una traducción más
o menos correcta es suficiente. Así, el propio Och mostró
en una de las cafeterías del complejo central de Google una
traducción de un sitio 'web' de noticias en árabe
a un inglés medianamente comprensible.
Por su parte, dos trabajadores rusos de la compañía
aseguraron que la traducción de un sitio de noticias en inglés
a su lengua materna era posible, el resultado era un poco torpe,
pero también bastante comprensible.
'Educar' al sistema
Och, que habla alemán, inglés y un poco de italiano,
vuelca cientos de millones de palabras de textos traducidos en lenguas
inglés o árabe en el sistema, y para ello utiliza
textos de las Naciones Unidas o documentos públicos de la
Unión Europea como material clave.
Los idiomas que no cuentan con una considerable cantidad de textos
traducidos, como algunas lenguas africanas, cuentan naturalmente
con un gran obstáculo. "Cuanto más datos volquemos
en el sistema, mejor funciona", comentó Och.
El programa aplica análisis estadísticos, y se intenta
evitar problemas de interpretación que, en ocasiones, podrían
suponer incluso conflictos diplomáticos, como el conocido
error de uno de los traductores del presidente ruso, Vladimir Putin,
que tradujo el cargo del canciller alemán Gerhard Schröder
como 'Führer'. Este término está terminantemente
prohibido en ese contexto por su relación por asociación
con Adolf Hitler.
La idea es que, a fuerza de repetir el cargo una y otra vez, el
sistema terminase por traducir de la manera correcta, en este caso
'Bundeskanzler Gerhard Schröder'.
Un pequeño equipo de personas
Para este esfuerzo tan importante, sorprende el espacio tan modesto
que ocupa el equipo de Och dentro de la compañía.
El responsable comparte una espartana oficina con dos miembros de
su equipo, un lugar muy tranquilo y austero excepto por una balda
con algunos libros de lingüística encima de su mesa.
Y es que el principal trabajo de traducción lo realizan las
máquinas.
Hasta ahora, Google ofrece traducciones automáticas de idiomas
como el árabe, el chino y el ruso al y desde el inglés
en la dirección de su traductor, así como del alemán
a otras lenguas.
"Hasta
la fecha, el centro de atención es cómo hacerlo
muy, muy bien", afirmó Och, y añadió:
"Como parte de la filosofía de Google, una vez
que la herramienta es realmente útil y tiene suficiente
impacto, habrá que buscar la manera de hacer dinero
con esto". |
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Miles
Osborne, un profesor de la Universidad de Edimburgo que dedicó
un año sabático el pasado año a trabajar en
este proyecto de Google, elogió que el esfuerzo de la compañía
pero destacó sus limitaciones.
"Los mejores sistemas pueden ser realmente buenos para pares
de lenguas como en el caso 'Árabe-Inglés'", dijo.
No obstante, señaló que el 'software' no podrá
sustituir el trabajo de los expertos traductores humanos, al igual
que en el caso del ajedrez. En definitiva, según él,
el 'software' podría usarse para comprender un texto más
que para 'bordar' una traducción.
"Podría ser muy útil, por ejemplo, para decidir
la contratación de alguien para que haga bien su trabajo:
uno se puede imaginar mirando documentos de una patente japonesa
y viendo si son relevantes, por ejemplo", comentó.
Incluso consecuencias políticas
El presidente ejecutivo de la compañía, Eric Schmidt,
ve también importantes consecuencias políticas en
un mundo con las traducciones más fáciles en otros
idiomas.
"¿Qué pasa cuando tienes 100 lenguas para traducir
simultáneamente? Google y otras compañías están
trabajando en la traducción instantánea automática
de manera que se pueda lograr traducir bajo demanda cualquier cosa
todo el tiempo", aseguró Schmidt en una conferencia
a principios de año. (Tomado del Periodista Digital)
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