La
prohibición al puertorriqueño José Luis de
Jesús Miranda "no es un asunto eminentemente religioso",
sino también "de seguridad ciudadana", declaró
Zelaya en rueda de prensa, y reiteró que en el país
hay libertad de culto.
El
mandatario hondureño señaló "la vinculación
(de los tatuajes de la secta) con los símbolos de las pandillas,
con los símbolos que usa aquí la delincuencia para
cierto tipo de actividades; nosotros tenemos que verlo desde el
punto de vista de la seguridad del país".
Los
seguidores de Miranda se tatúan el número 666, considerado
como símbolo satánico, al igual que los miembros de
pandillas o maras que operan en Honduras.
El
Gobierno hondureño prohibió el viernes anterior, a
petición del Congreso Nacional, que Miranda ingrese a Honduras,
donde sus seguidores se sumaron a una marcha convocada por él
en una treintena de países para protestar contra el sistema
religioso, el sábado.
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Zelaya
enfatizó que la Constitución de Honduras establece
las libertades de culto, prensa, opinión y participación,
y "no tenemos problema en respetar esos principios en
la sociedad hondureña".
"El
problema", aseveró, "es que alguien tenga
una organización y que esa organización vulnere
alguno de los otros valores esenciales de la sociedad, inclusive
los de seguridad, de seguridad ciudadana".
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Insistió
en que se prohibió la entrada de Miranda por "la petición
que elevó el Congreso Nacional por conceptos de seguridad,
que son sumamente importantes".
Por
lo demás, Zelaya consideró que "el problema no
es que alguien diga algo (...). Cuántas cosas se dicen aquí
todos los días, aquí se dicen más sandeces
que lo que dice el 'Anticristo' todos los días y nadie dice
nada, porque aquí hay libertad de prensa".
Los
seguidores de Miranda afirman que el diablo "ya fue derrotado"
y que el 666 no es un símbolo satánico, y también
critican fuertemente los evangelios y las enseñanzas religiosas.
ACAN-EFE
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