El Romano Pontífice pronunció estas palabras durante
la habitual audiencia general de los miércoles en la plaza
San Pedro, en el día que precede a la celebración
del Triduo Pascual -durante el que se conmemora la Pasión,
Muerte y Resurrección del Señor--.
En
particular, invitó a los cristianos a revivir los misterios
de la fe que la Iglesia conmemorará a partir de mañana,
desde la institución de la Eucaristía, que es el "don
definitivo de sí mismo a toda la humanidad", pasando
por la muerte de Jesucristo, cuya meditación debe llevar
a los cristianos a "la penitencia, el ayuno y la oración",
y culminando con la fiesta de la Resurrección, con la que
se recuerda que "Cristo ha vencido para siempre la muerte".
Al
final de la audiencia, Benedicto XVI saludó de modo particular
a los cerca de 4.000 jóvenes de todo el mundo que participaron
en la Audiencia General y que se encuentran en Roma con ocasión
del Congreso Universitario UNIV, promovido por la prelatura del
Opus Dei.
El
Papa invitó a los jóvenes a celebrar la Semana Santa
"conscientes de que Cristo ha dado su vida por cada uno",
al tiempo que les emplazó a imitar el ejemplo de Jesús,
que con "el gesto humilde del lavatorio de los pies" nos
empuja a "amar a los demás como él nos ha amado".
Entre
otras cosas, manifestó su deseo de que estas jornadas romanas
"sean para todos una ocasión para una fuerte experiencia
eclesial, de modo que podáis volver a casa animados por el
deseo de servir con más generosidad a Cristo y a los hermanos".
Para
ilustrar esta idea, el Papa citó unas palabras del fundador
del Opus Dei, San José María Escrivá de Balaguer,
en las que el santo aragonés pedía a Dios "aprender
a servir, porque sólo sirviendo podremos conocer y amar a
Cristo, y darlo a conocer y lograr que otros lo amen".
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