"Tristemente,
parece que estamos destinados a un cambio cosmético que podría
eventualmente ser vendido como un hito en la mejora de la legitimidad
del Fondo", advirtió la ministra de Economía
de Argentina, Felisa Miceli, en nombre de Perú, Paraguay,
Chile y Bolivia, además de su propio país.
Miceli
hizo esa advertencia en la sesión semestral del Comité
Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en inglés), el
órgano que dirige la estrategia del Fondo.
El
ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, adoptó un
tono menos ominoso, aunque aún así advirtió
que la reforma no debería resultar en una "redistribución"
del voto que actualmente poseen los países en desarrollo,
mientras se mantiene o incluso aumenta el "ya excesivamente
grande" porcentaje de las economías desarrolladas.
Mantega,
quien intervino en el IMFC en nombre de Colombia, República
Dominicana, Ecuador, Guayana, Haití, Panamá, Surinam
y Trinidad y Tobago, constató que existen "señales
promisorias de progreso" en el debate sobre la reforma.
El
ministro brasileño mencionó como un avance que se
considere de forma "seria" usar en la nueva fórmula
para el reparto del poder el Producto Interno Bruto (PIB) medido
con base en la paridad de poder de compra (PPP, en inglés),
que elimina las distorsiones por las diferencias en los niveles
de precios.
Otra
de las ideas es adoptar un "factor de compresión",
que redistribuiría parte de los votos de las economías
más grandes a los países pequeños.
Por
su parte, Miceli sugirió usar un sistema de "doble mayoría",
en el que para tomar decisiones es necesario el apoyo de una mayoría
de los votos con base en el peso económico de los países
y una mayoría del apoyo de los países miembros sobre
la base de un voto por nación.
En
su intervención, el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
Henry Paulson, pidió "acciones atrevidas para aumentar
el voto de países emergentes dinámicos".
"Reformas
marginales que no alteran de forma fundamental el reparto de cuotas
son insuficientes", remarcó.
Paulson
reiteró que EEUU renunciará a cualquier aumento de
su propio poder de voto, que actualmente ya le da poder de veto
en las decisiones más importantes, y pidió a otros
países industrializados hacer lo mismo.
El
actual sistema de reparto de poder, creado en 1944, beneficia especialmente
a los países pequeños europeos, que son los más
reticentes a que se cambie la fórmula.
Nout
Wellink, gobernador del banco central de Holanda, enfatizó
que la nueva ecuación debería mantener el cálculo
del PIB con base en los precios de mercado, así como valorar
la "apertura", dos factores que le benefician.
"La
apertura en términos comerciales y financieros debería
incluirse en la nueva fórmula de la cuota", dijo ante
el IMFC. EFE
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