16
de abril de 2007
Washington
- Los dos tiroteos registrados hoy en la Universidad Politécnica
de Virginia dejaron tras de sí un saldo de 33 muertos, incluido
el agresor, que, según las autoridades, se suicidó.
En
una conferencia de prensa, el presidente de la Universidad, Charles
Steger, visiblemente abatido, aseguró que el agresor no ha
sido identificado porque no portaba cédula de identidad.
La
matanza registrada hoy en esta Universidad con 26.000 alumnos, uno
de los centros de enseñanza técnica más prestigiosos
del país, es la más sangrienta de la historia de EE.UU.
Supera a la registrada en Austin, Texas, en 1966, en la que fallecieron
16 personas.
A
pesar de que los pormenores de lo sucedido hoy siguen estando muy
confusos, el jefe de la policía del recinto universitario,
Wendell Flinchum, afirmó que el primer tiroteo fue considerado
inicialmente por las autoridades como un "incidente aislado"
y que por eso no se procedió al cierre del campus.
No
obstante, dos horas más tarde hubo un segundo tiroteo,
en un edificio de la Facultad de Ingeniería, donde
en este momento se ha improvisado un depósito de
cadáveres a la espera de la identificación
de todas las víctimas.
Los
estudiantes han quejado en declaraciones a medios locales
de la tardía información que recibieron sobre
los incidentes.
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Según
estos testimonios, tras el tiroteo de las 7,15 de la mañana
(11.15 GMT), el primer correo electrónico de la Universidad,
enviado casi dos horas después, no mencionaba el cierre del
campus ni la cancelación de las clases.
"Sólo
dijeron que estaban investigando el tiroteo", aseguró
a los medios locales Jason Piatt, quien aseguró que el siguiente
correo dio cuenta de que "21 personas habían sido asesinadas".
Pero,
a la defensiva, Steger precisó que es difícil contactar
a los estudiantes, ya que la mayoría vive fuera del recinto
y que, en todo caso, es imposible colocar guardias de seguridad
en todas las aulas "todos los días del año".
De
hecho, los estudiantes se dieron cuenta de la gravedad de la situación
por la fuerte presencia policial y por las decenas de ambulancias
llegadas al campus.
Desde
el principio, según los estudiantes, la situación
fue caótica. Una terrible pesadilla en la que todo el mundo
estaba muerto de miedo.
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Al
principio, los estudiantes, que justo comenzaban lo que prometía
ser "una mañana más" en el campus,
confundieron el ruido de los disparos con los sonidos de varias
obras que se llevan a cabo en las inmediaciones. |
Otros,
que se encontraban más cerca de los lugares donde tuvieron
lugar los tiroteos, pensaron que se trataba de una amenaza de bomba
como las recibidas la semana pasada.
Pero
el pánico se empezó a apoderar de los alumnos, hasta
el punto de que dos de ellos, que habían sido retenidos por
la policía en uno de los edificios de la Universidad, saltaron
por una ventana para intentar escapar de la angustia.
Matt
Waldron explicó a la cadena de televisión CNN que
uno de estos estudiantes "se rompió un tobillo y la
otra chica, que permanecía tendida en el suelo, aparentemente
no estaba muy bien. Era un caos. Los policías gritaban. Era
un desastre. Daba mucho miedo".
Flinchum
dijo que se trata de una investigación en curso, con muchos
interrogantes y, por ahora, se desconocen los motivos, el tipo de
armas utilizadas y si los dos tiroteos están o no relacionados.
Algunos
medios locales han indicado que el autor de la matanza podría
haber utilizado dos pistolas semiautomáticas, pero Flinchum
tampoco pudo confirmar este dato.
El
primer tiroteo tuvo lugar en un edificio donde residen unos 850
alumnos. El segundo, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad,
donde murió la mayoría de las personas, incluyendo
al pistolero.
Inmediatamente
después del primer tiroteo, en el que según
Flinchum murieron dos personas, la noticia del incidente,
muy confusa todavía, empezó a propagarse de
boca en boca y por correo electrónico entre los estudiantes,
quienes recibieron la confirmación oficial a través
de las órdenes de los altavoces. |
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El
presidente de EE.UU., George W. Bush, manifestó su tristeza
por "la terrible tragedia" ocurrida en Virginia y elevó
plegarias por las víctimas y sus familias.
"Las
escuelas deben ser lugares seguros, santuario y de aprendizaje.
Cuando ese santuario se viola, el impacto se siente en todas las
aulas estadounidenses y en todas las comunidades" del país,
observó Bush. EFE
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