Estudiantes intentan
asimilar la tragedia

 

17 de abril de 2007

Blackburg (Virginia) - Los estudiantes de la Universidad Politécnica de Virginia intentan hoy asimilar la matanza de 32 personas perpetrada en este centro por uno de sus alumnos, el surcoreano Cho Seung-Hui, de 23 años.


Una tensa calma rodea el habitualmente bullicioso ambiente en esta prestigiosa universidad situada en Blackburg, una bucólica localidad de Virginia, donde, según sus habitantes, todo es tan tranquilo que ni se molestan en cerrar sus automóviles con llave.

"Esto es algo que siempre se oye que pasa en otros sitios, pero nunca hubiera sospechado que alguien aquí pudiera hacer eso", dijo a Efe Brett Wieglen, de 19 años y alumno de arquitectura.

La tranquilidad de otrora contrasta ahora con la fuerte presencia policial en el recinto universitario, donde los cordones que impiden el paso a las escenas de los crímenes.

Para los alumnos es difícil hacerse a la idea de que fue uno de ellos, Cho, estudiante de Filología inglesa, quien mató a 32 estudiantes y profesores y luego se suicidó.

Los estudiantes, algunos de ellos con las camisetas naranjas y granates de la universidad, pasean en pequeños grupos, cabizbajos y hablando en voz baja.

Muchos de ellos ultiman los preparativos para marcharse, dado que las clases han quedado suspendidas durante lo que resta de semana.

El edificio de la Facultad de Ingeniería, donde se registró la mayoría de las muertes, ya no abrirá en lo que resta de curso y los alumnos quieren evitar ver los lugares donde se produjeron las masacres.

"No quiero estar aquí, todas mis clases las tengo en la misma área donde tuvo lugar el tiroteo", afirmó la estudiante de ingeniería Emily Genevicz, de 20 años.

Las autoridades policiales y universitarias han recibido duras críticas de los estudiantes, que consideran que tras el primero de los dos tiroteos -registrado en una residencia de estudiantes, donde murieron dos personas- debían haberse suspendido las clases.

El segundo tiroteo, en la Facultad de Ingeniería, se produjo dos horas más tarde y fue el más sangriento.

En los tiroteos también resultaron heridas doce personas, quienes hoy se recuperan en el hospital de sus lesiones.

Los estudiantes celebrarán esta noche una vigilia en recuerdo de sus compañeros y profesores muertos.

Esta tarde tuvo lugar en el polideportivo universitario un acto de homenaje a las víctimas, en el que participaron el mandatario de Estados Unidos, George W. Bush, y su esposa, así como el gobernador de Virginia, Tim Kaine.

El presidente de la Universidad, Charles Steger, expresó su esperanza de que los actos sirvan para el proceso de curación, "lento, doloroso, pero inevitable".

"Nos sentimos tan mal hoy como nos sentíamos ayer", dijo a Efe Genevicz, mientras Kelly Boito, de 21 años y bioquímica, comentó que "la gente todavía está muy conmocionada. Cada uno intenta superarlo como puede".

Y Mario Lionel, un estudiante de 22 años de Río de Janeiro, afirmó que "ha sido algo muy inesperado" y todos se preguntan "por qué el atacante disparó de manera indiscriminada".

Una de las formas en que los estudiantes intentan expresar su dolor es a través de unos paneles blancos colocados en el centro del extenso campus, donde los alumnos dejan mensajes a sus compañeros muertos.

"Vuestros cuerpos han desaparecido, pero vuestro espíritu permanecerá para siempre", puede leerse en uno. O "Reema, te echaremos muchísimo de menos".

Este último mensaje alude a Reema Samaha, una estudiante de primer curso de 18 años y que fue abatida durante una clase de francés.

Entre las víctimas mortales se encuentran también dos estudiantes latinoamericanos, el peruano Daniel Pérez Cuevas y el puertorriqueño Juan Ramón Ortiz. EFE

 
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