La
decisión fue tomada después de más de cinco
horas de debate y luego de una fuerte controversia entre los grupos
antiabortistas, apoyados por la Iglesia Católica, y organizaciones
a favor de la medida.
La
sesión se realizó en medio de un fuerte cerco policial
de 400 uniformados por las protestas de manifestantes de ambas
tendencias en los alrededores del recinto legislativo.
Los
votos a favor de la norma, que sólo aplicará para
la capital mexicana -habitada por más de ocho millones
de personas-, provinieron de los partidos de izquierda de la Revolución
Democrática (PRD), Nueva Alianza, Coalición Socialdemocrática,
así como del Partido Revolucionario Institucional (PRI,
centro).
En
tanto, votaron en contra los legisladores del conservador Acción
Nacional (PAN), el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) y
un independiente.
Al
inicio de la discusión el diputado del PAN Ezequiel Rétiz
aseguró que la ley "atenta contra el derecho a la
vida, pues cualquier ser vivo, desde el momento mismo de la concepción,
tiene vida".
Rétiz
presentó, además, las 74.000 firmas recabadas por
organizaciones civiles con la intención de pedir la celebración
de un referendo sobre el tema.
Los
legisladores de la izquierda mexicana defendieron la reforma legal,
al considerar que lo fundamental es "que las mujeres puedan
decidir en un momento determinado hacerse un aborto" y que
"las doce semanas son un plazo prudente".
Hasta
ahora la práctica del aborto en México, un país
con poco más de 106 millones de habitantes, ha sido ilegal
y solo se permitía en determinados supuestos, tales como
la violación y cuando está en riesgo la vida de
la mujer.
También
cuando hay malformaciones congénitas, cuando el embarazo
es producto de una inseminación artificial no deseada o
por razones económicas en madres de más de tres
hijos.
Por
el momento, una normativa como la aprobada hoy en el Distrito
Federal no se está analizando en otros estados del país,
aunque el PRD ha presentado una propuesta similar en el Senado
nacional, donde el PAN tiene mayoría, por lo que parece
difícil que prospere.
El
debate sobre el aborto a raíz de esta reforma legal ha
elevado la tensión política y social en México
en las últimas semanas y enfrentado a sectores conservadores
y progresistas en el país.
Por
un lado, están organizaciones conservadoras católicas
como Provida y el Colegio de Abogados Católicos de México
(CACM), contrarios a la despenalización.
Por
el otro, están asociaciones izquierdistas como el Grupo
de Información en Reproducción Asistida (GIRE) y
otras que defienden el derecho de la mujer a decidir sus opciones
ante un embarazo.
A
las primeras se han adherido varias iglesias mexicanas, entre
ellas los obispos católicos, al frente de los cuales se
colocó la semana pasada el papa Benedicto XVI.
El
Sumo Pontífice envió un mensaje el pasado 18 de
abril, en el que proclamaba que el Vaticano se unía "a
la Iglesia en México y a tantas personas de buena voluntad,
preocupadas ante un proyecto de ley, del Distrito Federal, que
amenaza la vida del niño por nacer".
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Aunque
políticos izquierdistas descalificaron el comentario,
al considerar la declaración del máximo jerarca
de la Iglesia católica una violación de la
soberanía mexicana, mientras el gobierno mexicano,
del PAN, señaló que había estado dentro
de lo tolerable. |
Como
ha sucedido en varias ocasiones en las últimas semanas,
los grupos enfrentados por la nueva ley salieron hoy a las calles
para mostrar su apoyo o rechazo a la reforma.
Medio
millar de personas del PRD, Alternativa y del Grupo de Información
en Reproducción Asistida (GIRE) celebraron un mitin en
el hemiciclo a Juárez, para defender la ley.
En
tanto, un grupo de simpatizantes conservadores próximo
al recinto legislativo mostró pancartas que decían
"Vida sí, aborto no", "Un aborto es matar
el futuro de México", y "Asesinos, asesinos",
esta última contra los legisladores. EFE