El
novelista, que será investido mañana doctor "honoris
causa" por la Universidad de Málaga, defendió
que toda sociedad que quiera tener ciudadanos libres, independientes
y críticos deberá proveerles de "buenos libros",
una labor que depende no sólo de las escuelas sino especialmente
de las familias.
"Es
en los hogares donde se gestan los buenos lectores", señaló
Vargas Llosa tras recordar cómo su propia madre y sus abuelos
le inculcaron una curiosidad por las letras que posteriormente
se convertiría en la "raíz" de su vocación.
Sin
embargo, el escritor lamentó que aún existan muchas
personas que crean que "la literatura no es importante"
y confesó que nada le entristece más que "escuchar
a alguien que dice que no tiene tiempo para leer, porque eso quiere
decir que piensa que es algo prescindible".
Por
esta razón, insistió en que leer no es sólo
una forma de entretenimiento sino un instrumento para hacer a
las personas "más inquietas y críticas"
respecto al mundo que las rodea, además de una herramienta
para "mantener vivo el idioma".
En
este sentido, indicó que si el español se está
deteriorando, como algunos advierten, no es por su expansión,
sino "por la poca y mala lectura", ya que, mientras
haya un público lector, "el lenguaje seguirá
vivo y en permanente fase creativa".
Vargas
Llosa, que también participará el jueves como ponente
en la clausura de un curso de la Universidad de Málaga
sobre literatura hispanoamericana, reconoció que, "como
todo escritor", aspira a que sus libros le sobrevivan y a
significar para otros lo que para él significaron nombres
como Flaubert o Víctor Hugo.
No
obstante, aseguró que "al final uno descubre que,
más que el futuro de sus libros, lo verdaderamente importante
es escribir, todo lo demás es circunstancial y postizo".
Convencido
de que "en el ejercicio de la vocación es donde uno
encuentra su mejor premio", Vargas Llosa volverá mañana
a ser doctorado "honoris causa", una distinción
académica que ya le ha sido entregada por otras universidades
de Europa, América y Asia como Yale, Harvard o La Sorbona.
EFE