Tegucigalpa
- El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, se arriesgó
demasiado al aterrizar ayer en Tegucigalpa
un avión de combate "F5-F" de la Fuerza Aérea
Hondureña (FAH), para satisfacer un deseo personal, afirmó
hoy un experto militar.
El
ex comandante de la FAH Roberto Mendoza dijo a Radio Cadena Voces,
en Tegucigalpa, que está bien que los presidentes conozcan
los aparatos que tienen las instituciones militares, porque eso
lo acostumbran gobernantes de otras naciones.
Lo
que no fue correcto, agregó, es que haya aterrizado en
la capital, porque el aeropuerto es muy pequeño.
La
pista del Aeropuerto Internacional de Toncontín, en Tegucigalpa,
mide solamente 1.300 metros, además, la terminal aérea
está rodeada de cerros.
Mendoza
recalcó que en Tegucigalpa "es un riesgo aterrizar
un 'F5' porque hay que llevar el avión hasta el límite,
gastarle todo el combustible y usar el freno exageradamente".
"Tiene
que ser un piloto muy calificado", el que vuele con el presidente
y aterrice en Tegucigalpa, acotó el ex comandante de la
FAH, quien señaló que el presidente debió
hacerlo en cualquiera de las otras tres bases que tiene la aviación
militar en Comayagua, San Pedro Sula y La Ceiba, en el centro,
norte y Caribe del país.
Zelaya
voló ayer desde La Ceiba en un avión caza "F5-F",
de entrenamiento, que tiene dos plazas.
Según
informaron fuentes de la FAH, el presidente sobrevoló durante
unos 55 minutos.
Algunos
capitalinos se sorprendieron ayer por el sobrevuelo imprevisto
durante varios minutos, a baja altura, de dos aviones "F5"
en el cielo de Tegucigalpa.
Más
tarde se enteraron de que se trataba de un vuelo especial con
el presidente Zelaya en uno de los aparatos, que fueron adquiridos
a mediados del decenio de los 80 del siglo pasado.
La
acción del presidente ha provocado reacciones de varios
sectores, algunas con humorismo, mientras que un diputado de la
Democracia Cristiana no respondió a una pregunta sobre
el tema, porque dijo que eso no era serio.
Otros
lo han criticado por el coste que tuvo movilizar dos aparatos
militares, unos 100.000 lempiras (unos 5.200 dólares),
para satisfacer un deseo del presidente, y por el peligro al que
se expuso y de repente a terceras personas al aterrizar en Tegucigalpa.
EFE
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