04 de mayo de 2007
 

Tegucigalpa - El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, se arriesgó demasiado al aterrizar ayer en Tegucigalpa un avión de combate "F5-F" de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), para satisfacer un deseo personal, afirmó hoy un experto militar.

El ex comandante de la FAH Roberto Mendoza dijo a Radio Cadena Voces, en Tegucigalpa, que está bien que los presidentes conozcan los aparatos que tienen las instituciones militares, porque eso lo acostumbran gobernantes de otras naciones.

Lo que no fue correcto, agregó, es que haya aterrizado en la capital, porque el aeropuerto es muy pequeño.

La pista del Aeropuerto Internacional de Toncontín, en Tegucigalpa, mide solamente 1.300 metros, además, la terminal aérea está rodeada de cerros.

Mendoza recalcó que en Tegucigalpa "es un riesgo aterrizar un 'F5' porque hay que llevar el avión hasta el límite, gastarle todo el combustible y usar el freno exageradamente".

"Tiene que ser un piloto muy calificado", el que vuele con el presidente y aterrice en Tegucigalpa, acotó el ex comandante de la FAH, quien señaló que el presidente debió hacerlo en cualquiera de las otras tres bases que tiene la aviación militar en Comayagua, San Pedro Sula y La Ceiba, en el centro, norte y Caribe del país.

Zelaya voló ayer desde La Ceiba en un avión caza "F5-F", de entrenamiento, que tiene dos plazas.

Según informaron fuentes de la FAH, el presidente sobrevoló durante unos 55 minutos.

Algunos capitalinos se sorprendieron ayer por el sobrevuelo imprevisto durante varios minutos, a baja altura, de dos aviones "F5" en el cielo de Tegucigalpa.

Más tarde se enteraron de que se trataba de un vuelo especial con el presidente Zelaya en uno de los aparatos, que fueron adquiridos a mediados del decenio de los 80 del siglo pasado.

La acción del presidente ha provocado reacciones de varios sectores, algunas con humorismo, mientras que un diputado de la Democracia Cristiana no respondió a una pregunta sobre el tema, porque dijo que eso no era serio.

Otros lo han criticado por el coste que tuvo movilizar dos aparatos militares, unos 100.000 lempiras (unos 5.200 dólares), para satisfacer un deseo del presidente, y por el peligro al que se expuso y de repente a terceras personas al aterrizar en Tegucigalpa. EFE

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