Bush ensalza amistad de
Londres y Washington durante visita reina Isabel II

 

07 de mayo de 2007

Washington - Varios miles de personas se dieron cita hoy en los jardines de la Casa Blanca para recibir a Isabel II de Inglaterra en una colorida ceremonia con la que Washington quiso dejar clara la importancia de su amistad con Londres.


"Nuestros dos países comparten valores comunes, honramos nuestras tradiciones y nuestra historia compartida", aseguró el presidente de EE. UU., George W. Bush, en su discurso de bienvenida.

El inquilino de la Casa Blanca optó por recordar algunos de los aspectos más espinosos de la política internacional, al destacar que tanto Londres como Washington "resisten a los que matan a inocentes para impulsar la ideología del odio, ya sea asesinando en Nueva York, Londres, Kabul o Bagdad".

"Las tropas estadounidenses y británicas están a la ofensiva contra extremistas y terroristas", insistió Bush.

Añadió que "a muchos les resulta difícil ver los frutos de nuestro trabajo", pero afirmó que es el camino correcto hacia la paz y refleja "los valores que celebran estadounidenses y británicos y la gran mayoría de las personas en Oriente Medio".

Elogió el liderazgo de la soberana británica y su rechazo al "extremismo y el terror".

La seriedad del tema se truncó por unos minutos cuando Bush se equivocó y dijo que la última vez que la soberana, de 81 años, había estado en EE. UU. había sido en el años mil setecientos, para puntualizar, ante las risas del público, que quería decir 1976.

Bromas a un lado, sus palabras supusieron una dura dosis de realidad en un acto por lo demás idílico, en el que ondeaban miles de banderines británicos y que se caracterizó por el visible entusiasmo de los asistentes con la visita de la realeza.

"Es un acontecimiento fascinante, soy un gran forofo de la reina", dijo a Efe Steven Anderson, presidente de la Asociación Nacional de Farmacias de EE. UU., quien alabó la capacidad de la Corona británica para "adaptarse y sobrevivir".

"Es la quintaesencia de una dama", afirmó Robin Robinson, una funcionaria del Departamento de Agricultura, quien definió a la soberana como un "icono" en la historia de la monarquía.

Isabel II de Inglaterra y su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo llegaron a la Casa Blanca a las 10:50 local (14:50 GMT), donde los esperaban los Bush.

El vicepresidente Dick Cheney, su esposa Lynn y la secretaria de Estado Condoleezza Rice formaron también parte de la comitiva de bienvenida.

La pareja real fue recibida con una salva de 21 cañonazos, seguida primero del himno nacional británico y después del estadounidense.

Bush y la reina pasaron a continuación revista a las tropas desplegadas en los jardines de la Casa Blanca.

La jefa de la corona británica, quien habló después de Bush, se concentró en la historia "entrelazada" de ambas potencias.

Calificó su quinta visita a la antigua y rebelde colonia como un buen momento para mirar hacia el futuro y renovar el compromiso conjunto con "un mundo más próspero, más seguro y más libre".

Recordó su paso por el estado de Virginia, donde visitó el enclave de Jamestown, el primer asentamiento británico permanente en EE. UU., fundado hace ahora 400 años sobre el río James por alrededor de un centenar de colonos.

"Mis dos días en Virginia, me dieron una nueva perspectiva de los acontecimientos que ayudaron a (...) sentar las bases de esta gran nación basada en los principios compartidos de igualdad, democracia y la ley", señaló la soberana británica, que acudió al acto ataviada con un traje de falda chaqueta blanco y negro y sombrero, guantes y bolso a juego.

Bush ha tirado la casa por la ventana para recibir a la realeza británica, a la que planea homenajear hoy con la primera cena de "gran gala" de su presidencia, que contará con 134 invitados.

La Casa Blanca sacará esta noche del armario sus mejores manteles de damasco, la cubertería de plata donada por una rica heredera de Montana y la vajilla Lenox adquirida por los Clinton para agasajar a la reina Isabel II.

La majestuosa ceremonia servirá para demostrar que "Estados Unidos no tiene un aliado y amigo más cercano que el Reino Unido", según apuntaba un comunicado reciente de la residencia oficial estadounidense. EFE

 
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