El
desde hoy vigésimo tercer presidente de Francia y sexto
de la V República se unió a los aplausos del personal
del Elíseo para despedir a Chirac, que pasó página
a sus doce años en la Presidencia y más de cuatro
décadas en la política.
Antes,
Chirac, de 74 años, había dado la bienvenida al
pie de la escalinata del Palacio a su sucesor, que recorrió
la larga alfombra roja del patio de honor ante la Guardia Republicana.
Los
dos se reunieron posteriormente para que, como es tradicional,
el presidente saliente entregue al entrante los códigos
de activación del arsenal nuclear de Francia.
Después
de un largo apretón de manos con Chirac, con el que intercambió
unas palabras en el patio, y de aplaudirle, en un gesto inusitado,
antes de que éste subiera al coche que le devolvió
a la vida privada, Sarkozy fue proclamado oficialmente presidente
de Francia y recibió el Collar de gran maestro de la Legión
de Honor.
Luego
pronunció su discurso de investidura ante altos cargos,
miembros del cuerpo diplomático y su familia, su esposa
en segundas nupcias, Cecilia, a la que dio un beso, el hijo de
ambos, Louis, de 10 años, y los dos hijos y dos hijas que
tuvieron respectivamente en sus primeros matrimonios.
La
alocución chocó con la cordialidad de su despedida
a Chirac, ya que fue, indirectamente, una acérrima crítica
de la política de éste y del estado en que ha dejado
a Francia.
Sarkozy,
que durante la campaña electoral preconizó la "ruptura",
desgranó hoy doce exigencias, después de afirmar
que piensa "con gravedad" en el mandato que le ha dado
el pueblo francés y a la "exigencia tan fuerte que
no tengo el derecho de decepcionar".
Una
exigencia de "unir a los franceses", de "respetar
la palabra dada y cumplir los compromisos porque la confianza
nunca ha estado tan quebrantada y frágil", y una exigencia
"moral porque nunca la crisis de los valores ha sido tan
profunda", afirmó Sarkozy.
También
la exigencia de "rehabilitar los valores del trabajo, esfuerzo,
mérito, respeto", una exigencia de "tolerancia
y apertura, porque nunca la intolerancia y el sectarismo han sido
tan destructores", y "una exigencia de cambio, porque
nunca el inmovilismo ha sido tan peligroso para Francia"
en este mundo en plena mutación, donde "todo retraso
puede ser fatal".
A
renglón seguido, Sarkozy citó la doble exigencia
de "seguridad y protección, porque nunca ha sido tan
necesario combatir el miedo del futuro", y de "orden
y autoridad, porque hemos cedido demasiado al desorden y la violencia".
Existe
también, según él, la "exigencia de
resultados, porque los franceses están hartos de que nada
mejore en su vida cotidiana", la de justicia, dado el sentimiento
"tan fuerte de injusticia", de sacrificios "no
repartidos equitativamente", de derechos "no iguales
para todos".
Finalmente
se refirió a una "exigencia de romper con los comportamientos
del pasado (...) y el conformismo intelectual, porque los problemas
a resolver nunca han sido tan inéditos".
Tras
ese inventario de sus predecesores -a los que rindió tributo,
uno tras otro, Chirac incluido, al comienzo de su alocución-,
Sarkozy prometió cumplir "escrupulosamente" el
mandato que le ha dado el "pueblo" para los próximos
cinco años.
También
prometió velar por "el respeto de la autoridad del
Estado y su imparcialidad", construir una "República
fundada en derechos reales y una democracia irreprochable",
y defender "la independencia e identidad de Francia".
En
una breve alusión a la política exterior, dominio
reservado del jefe de Estado, Sarkozy dijo que luchará
por "una Europa que protege, porque es el sentido del ideal
europeo".
Esta
misma tarde viajará a Berlín para tratar con la
canciller alemana y presidenta de turno de la UE, Angela Merkel,
sobre el relanzamiento de la construcción europea, paralizada
desde el "no" francés y holandés a la
Constitución en sendos referendos en 2005.
Sarkozy
también luchará por la creación de una Unión
Mediterránea y por el desarrollo de África, y fijó
la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el cambio
climático como las prioridades de la acción diplomática
de Francia en el mundo.
El
nuevo presidente tendió la mano a "todos" los
que quieren servir al país, a tono con su voluntad de incluir
a centristas y socialistas en el Gobierno que confiará
mañana a François Fillon.
Después
de almorzar en familia en el Elíseo, Sarkozy subió
los Campos Elíseos de pie en un descapotable hasta el Arco
de Triunfo para la tradicional ceremonia ante la tumba del Soldado
Desconocido y luego ante las estatuas de Charles de Gaulle y Georges
Clémenceau, antes de acudir al Bosque de Boulogne para
un inédito tributo a 35 jóvenes resistentes fusilados
por los nazis en 1944. EFE