Explicó
que la propuesta no busca convertir el servicio militar en obligatorio
“sino garantizar que una vez que los jóvenes se presenten
voluntariamente a las unidades (militares) sea obligatorio cumplir
con la responsabilidad que ha adquirido”.
“Es como en cualquier trabajo, que uno llega voluntariamente
pero uno firma un contrato de trabajo en el cual se convierte
en obligatorio cumplir con la responsabilidad asignada”,
indicó.
“Lo que se está buscando es una responsabilidad contractual,
que tanto las Fuerzas Armadas tenga la responsabilidad de darle
todas las atenciones que requiere un joven, pero que también
él adquiera un compromiso con la patria”, añadió.
El alto jefe militar dijo que actualmente las Fuerzas Armadas
cuentan con colegios y escuelas para la educación de los
jóvenes que llegan a prestar su servicio militar, y que
también se les da un seguro médico hospitalario,
un seguro de vida y se les paga el salario mínimo.
“Tratamos de cumplir con todas las necesidades básicas
que ellos tienen para que ellos estén listos para cumplir
todas las misiones que son asignadas, pero hay que recordar que
el servicio militar no es suave, lleva rigor por adiestramiento…”,
declaró.
Confió en que la propuesta no tendrá el rechazo
de los grupos de defensa de los derechos humanos en Honduras “porque
lo que busca la ley de servicio militar más bien es dar
mayores beneficios al joven para que él pueda cumplir con
su obligación de servir a la patria”.
Vásquez dijo que se siguen los canales respectivos para
promover las reformas en el Congreso Nacional “en un tiempo
corto”.
Según las autoridades militares, los batallones están
casi siempre vacíos desde que se aprobó la ley del
servicio militar voluntario el 6 de abril de 1995, durante la
administración del ya fallecido ex presidente Carlos Roberto
Reina.
Previo a la emisión de esa ley, las Fuerzas Armadas realizaban
un reclutamiento obligatorio, operaciones durante las cuales los
jóvenes, principalmente de los estratos sociales más
pobres, eran atrapados en las calles y sitios de diversión
para llevarlos a los batallones, donde eran maltratados, según
las denuncias de los organismos defensores de los derechos humanos
en el país.