El Papa defiende ante Bush
una solución "regional y negociada" para Irak

 

09 de junio de 2007

Roma - El papa Benedicto XVI dijo hoy al presidente de EEUU, George W. Bush, en su primer encuentro cara a cara, que está a favor de una solución "regional y negociada" para Irak, un conflicto que la Santa Sede calificó como "preocupante".


En la línea de su predecesor, Juan Pablo II, del que se sentía muy cercano y que criticó la invasión de Irak, Benedicto XVI no dejó este asunto de lado en su primer encuentro con Bush.

El Papa abogó, según un comunicado de la Santa Sede, por la negociación regional como solución para el conflicto en Irak, así como el que enfrenta a israelíes y palestinos y el que sacude al Líbano.

En una reunión de unos 35 minutos, Benedicto XVI también llamó la atención de las "críticas condiciones" en las que se encuentra la comunidad cristiana en Irak, según la declaración difundida por el portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi.

La mano dura de Sadam Husein había protegido a esa minoría religiosa, que rondaba el millón de personas, de sus vecinos musulmanes, pero una vez desaparecido el dictador son objeto de amenazas y violencia, lo que alarma a la Santa Sede.

La reunión empezó para Bush con un pequeño lapsus protocolario, ya que al entrar en la Biblioteca Privada del Pontífice, donde tuvo lugar el encuentro, le llamó "Señor", en lugar de "Su Santidad", como establece el protocolo.

El Papa preguntó al presidente sobre la cumbre del G-8, que tuvo lugar hasta ayer en su Alemania natal y Bush la calificó como "un éxito". "Hubo un montón de opiniones diferentes, pero fue buena", añadió.

También le preguntó a Bush sobre su reunión con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, sostenida en el marco del G-8. Bush le respondió, con una sonrisa: "Se lo contaré en un minuto", y esperó a que la prensa saliera del despacho papal.

En ese encuentro, Putin propuso a Bush enterrar las discrepancias sobre al despliegue de un escudo antimisiles y crear un dispositivo conjunto, pero que no cuente con instalaciones en Europa del Este.

El resto de la audiencia con el Papa transcurrió en privado. Poder dialogar con el Pontífice fue la razón principal de la etapa de Bush en Italia durante su gira europea, según los expertos, que dudan de que en caso contrario hubiera hecho escala en Roma, dado que la Casa Blanca usa sus visitas como una forma de apoyar y recompensar a los Gobiernos que le son afines.

El que encabeza el primer ministro Romano Prodi, de centro-izquierda, ha criticado la política de Bush en Irak.

Tanto Bush como su esposa estaban "deseando" conocer al Papa, según la Casa Blanca.

Ambos son cristianos y Bush tiene un vínculo especial con la religión, con la que se reencontró cuando tenía 40 años, un momento crítico en su vida, pues dejó la bebida tras un ultimátum de Laura.

El presidente estadounidense declaró en una entrevista con la prensa previa al encuentro que iría a la audiencia con el Papa con "actitud de escuchar".

Además de Irak, los dos líderes también trataron la situación en Africa y en Darfur, dos temas donde la posición del Vaticano y la de la Casa Blanca están más cercanas que sobre el conflicto en el país mesopotámico.

Bush quiere más acciones internacionales contra el Gobierno de Jartum por la violencia en esa región, que ha calificado de "genocidio".

América Latina también estuvo presente en las conversaciones, según el comunicado.

Lombardi precisó que en los coloquios se examinaron asimismo temas morales y religiosos, "entre ellos los referentes a los derechos humanos y a la libertad religiosa, la defensa y la promoción de la vida, el matrimonio y la familia, la educación de las nuevas generaciones y el desarrollo sostenido".

Tras la conversación privada, el Papa y la familia Bush intercambiaron regalos, como es costumbre.

El presidente le entregó al Pontífice un "Bastón de Moisés", con los diez Mandamientos tallados en madera, elaborado por Roosevelt Wilkerson, un hombre que vivía en la calle en Dallas (Texas).

El Papa, por su parte, le dio a Bush una litografía del Siglo XVII que representa la Basílica de San Pedro. EFE