La investigación
concluyó que “no son los hogares con menores ingresos los
que se están beneficiando en mayor medida con este flujo de recursos,
ya que del total de hogares hondureños que son receptores de
remesas 6,7 por ciento están ubicados en el grupo de hogares
con menores ingresos y 30,7 por ciento en el grupo de mayores ingresos”.
En el evento, la presidenta del Banco Central de Honduras, Gabriela
Núñez, reveló que los hondureños que viven
en el exterior han enviado al país en lo que va de 2007, unos
1.000 millones de dólares en remesas.
Explicó que las remesas se han incrementado en unos 128 millones
de dólares con respecto al mismo período en 2006, aunque
"el ritmo de crecimiento" de las remesas este año es
del 13 por ciento, contra el 30 por ciento del año pasado.
Núñez presidió hoy la conferencia "Remesas,
¿hasta cuándo?", en la que ella expuso sobre "El
rostro de las remesas: Su impacto y sostenibilidad".
En la conferencia
participaron expertos nacionales y extranjeros como el economista español
Humberto López, quien expuso sobre el impacto de las remesas
en el desarrollo de América Latina, región de la que dijo
que en 2006 recibió al menos 60.000 millones de dólares
por ese concepto.
Según
el estudio, las remesas superan el total de divisas recibidas por el
valor agregado de maquila, y desde el 2005 la suma de las exportaciones
totales, llegando a representar un poco más del 25 por ciento
del PIB en 2006.
El 81,4 por ciento de los hogares receptores de remesas en Honduras
se encuentra en el área rural.
La mayor proporción de cobro de remesas se efectúa en
Tegucigalpa, San pedro Sula y La Ceiba.
La entrada de remesas impacta positivamente la actividad económica
e introduce factores de aceleración sobre el nivel de precios,
en especial por el incremento relativo de la demanda por bienes y servicios
de origen nacional.
El
perfil del emigrante
Según el estudio, el perfil del emigrante registra importantes
cambios a partir del año 2004.
Cita, por ejemplo, que hasta 1998 los emigrantes hijos representaban
el 67,3 por ciento, disminuyendo su participación en 17,3
puntos porcentuales en el periodo 2004-2006.
En
contraste, la participación de emigrantes cónyuges
se incrementó de 11,4 por ciento que alcanzaba antes de
1998 a 27 por ciento entre 2004-2006. |
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Según
la investigación, el 92,5 por ciento del total de los hondureños
que viven en el exterior pertenecen a la Población Económicamente
Activa (PEA), al estar ubicados entre edades comprendidas entre los
15 y 49 años.
También señala que el impacto negativo que está
teniendo la emigración en los niveles de productividad de la
fuerza de trabajo en Honduras puede estar creciendo, ya que casi la
mitad de los emigrantes más recientes están comprendidos
entre las edades de 20 a 29 años.
Resalta que la proporción de emigrantes entre las edades de 30
a 49 años se ha incrementado considerablemente y que son personas
que posiblemente son excluidas prematuramente de las elegibles para
satisfacer la demanda por mano de obra calificada o especializada.
El análisis establece que el 93,3 por ciento de los hondureños
emigran en busca de recursos económicos para mantener a sus familias
y solo el 1,7 por ciento lo hace para estudiar.
Indica que 53 de cada 100 emigrantes provienen del sector rural.
Asimismo indica que en la población emigrante, la población
femenina ha reducido su representación en 15,9 puntos porcentuales.
Según el estudio, este hallazgo indica un cambio en el tipo de
trabajo que está desempeñando el emigrante hondureño
en el exterior, posiblemente en función de la demanda que la
demanda de obra masculina tiene en actividades de mayor exigencia física
como la construcción.
Señala además que este hallazgo estaría respaldando
los reportes de un fuerte incremento del número de hogares a
cargo de una mujer.
La
investigación concluyó, contrario a la percepción
de que en Honduras se está viviendo una acelerada “fuga
de cerebros”, que no es la población con mayor nivel
educativo la que está saliendo al exterior.
Los datos señalan que quienes se van del país son
los que tienen más bajos niveles educativos. |
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No
emigran los que tienen más bajos ingresos
El estudio indica que no emigran los que tienen más bajos ingresos,
ya que solamente el 8,3 por ciento de la población emigrante
pertenece al 20 por ciento de los hogares con los ingresos más
bajos.
“Aunque esta evidencia no es definitiva, se puede intuir que la
emigración no está resolviendo el problema de la extrema
pobreza”, concluye el estudio.
Un 8,8 por ciento de los hogares que reciben remesas no reportan recibir
otros ingresos, lo que hace presumir que dichos hogares están
viviendo únicamente de los ingresos recibidos por remesas.
Según la investigación, los patronos de consumo no son
muy distintos entre los hogares que reciben y los que no reciben remesas,
aunque resalta que en los que las reciben hay una mayor tendencia a
consumir bienes y servicios importados, principalmente alimentos y electrodomésticos.