Este
anuncio se produce después de que algunos medios señalaron
ayer que la Administración Bush considera el cierre inmediato
de la penitenciaría y la Casa Blanca descartara esta posibilidad
al recalcar que "no hay decisiones inminentes" tomadas
sobre el futuro de Guantánamo.
Una
reunión de los principales miembros del Gabinete estaba
prevista hoy en la Casa Blanca, aunque se canceló ayer
-después de que salieron a la luz los rumores sobre Guantánamo-
sin que los portavoces presidenciales hayan dado una explicación.
La
portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, admitió hoy ante
los medios de comunicación que el Gobierno de Estados Unidos
quiere resolver rápidamente este asunto, aunque reiteró
que no hay ninguna fecha límite establecida para cerrar
la prisión militar.
"Todo
el mundo está trabajando para lograr el objetivo que les
ha fijado el presidente, que es hacerlo (cerrar Guantánamo)
cuanto antes", señaló Perino.
George
W. Bush ha manifestado en varias ocasiones que es partidario de
cerrar ese centro de detenciones "pero de manera responsable".
El
presidente ha señalado que la prisión de Guantánamo
es necesaria en la guerra contra el terrorismo, pero también
ha reconocido que su existencia ha perjudicado el prestigio de
Estados Unidos en el exterior.
En
cualquier caso, el cierre de esta instalación militar no
resultaría tan fácil, a tenor de los debates sobre
las implicaciones legales y logísticas que conllevaría.
"Estados
Unidos no tiene ninguna intención de ser el carcelero del
mundo", destacó Perino, quien recordó que el
Gobierno ha anunciado planes para poner en libertad a unos 80
de los cerca de 400 detenidos y transferir en un futuro próximo
a docenas de afganos a su país.
Coincidiendo
con esta declaración, el Pentágono informó
hoy de que otro detenido ha sido trasladado a Guantánamo,
y agregó que hará todo lo posible para reducir el
número de presos allí.
En
estos momentos la prisión de Guantánamo registra
el menor número de reclusos en sus cinco años de
historia.
En
este contexto, Perino afirmó que Bush ha ordenado a la
secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que trabaje con sus homólogos
de otros países para intentar repatriar a detenidos, que
se asegure de que los presos sean tratados de manera humana y
que no puedan perpetrar actos de terrorismo.
Por
su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack,
afirmó que Rice sigue trabajando en este asunto, mientras
que ella y otros miembros de la Administración debaten
cómo hacer frente a las cuestiones de seguridad que surgen
de un futuro cierre de Guantánamo.
"El
presidente ha dicho que no quisiera otra cosa que cerrar Guantánamo,
pero hay unos pasos previos que dar antes de lograr este objetivo
y son difíciles", subrayó McCormack. "En
Guantánamo hay personas que son muy, muy peligrosas y no
puedes dejarles libremente andar por ahí".
El
portavoz del Pentágono, Bryan Whitman, por otro lado, apuntó
que el secretario de Defensa, Robert Gates, apoya el cierre de
la prisión militar.
En
el lado opuesto, partidarios de mantener la prisión, se
encuentran el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de
Justicia, Alberto Gonzales.
"Creo
que todos en la Administración y probablemente la mayoría
de los estadounidenses querrían que no hubiera un lugar
como Guantánamo", dijo Whitman.
Pero,
prosiguió, "permanece el hecho de que allí
hay gente muy peligrosa (...) que ha jurado que volverá
a luchar si es puesta en libertad, e individuos que han cometido
crímenes de guerra que deberían responder por lo
que han hecho".
En
cuanto al detenido que fue trasladado a Guantánamo, se
trata de Haroon al Afghani, supuesto comandante de un grupo afiliado
a Al Qaeda.
Según
el Pentágono, al Afghani, capturado en la provincia de
Nangarhar, admitió haber trabajado como correo para dirigentes
de Al Qaeda.
El
Departamento de Defensa de EE.UU. indicó además
que el detenido fue comandante de unidades de la facción
militar Hezb-i-Islami, un grupo liderado por el señor de
la guerra Gulbuddin Hekmatyar y asociado a Al Qaeda en Afganistán.
EFE