Mueren 49 iraquíes en varios ataques durante la fiesta chií de la Ashura
    

30 de enero de 2007

Bagdad - Al menos 49 personas fallecieron hoy en diversos ataques en Irak, uno con morteros contra un barrio suní de Bagdad y cuatro atentados contra fieles chiíes que celebraban la Ashura, fiesta que conmemora la muerte violenta de Husein, nieto de Mahoma y tercer imán chií, en el año 680.


El atentado más grave perpetrado hoy contra iraquíes chííes tuvo lugar en Balad Ruz, 100 kilómetros al noreste de Bagdad, y en él murieron 16 personas y 57 quedaron heridas, todos ellos kurdos chiíes que celebraban la fiesta.

Fuentes policiales explicaron que un suicida detonó un chaleco explosivo que llevaba adosado al cuerpo, entre una masa de fieles chiíes delante de una mezquita en el centro de Balad Ruz.

Poco antes de este atentado, un ataque con bomba había dejado doce muertos y 39 heridos (también kurdos chiíes) en la localidad de Janaqin, en la misma provincia y situada unos 80 kilómetros al norte, junto a la frontera con Irán.

Entre los muertos de este segundo atentado hay dos mujeres y un niño, así como numerosos heridos menores de edad.

Por su parte, la Oficina de Coordinación conjunta iraquí-estadounidense de Salahadín ha explicado que el explosivo estaba escondido en un contenedor de basura, delante de una sucursal bancaria y que fue accionado mediante un mando a distancia cuando una procesión pasaba por delante.

Balad Ruz y Janaqin se encuentran en la provincia de Diyala, cerca de la frontera iraquí con Irán, una de las zonas más conflictivas de Irak por la difícil convivencia entre suníes, chiíes y kurdos.

En Bagdad se produjeron dos ataques separados contra fieles chiíes que iban o volvían de la fiesta de Achura.

El primero lo llevaron a cabo pistoleros que descargaron sus armas contra dos camionetas que transportaban a peregrinos que volvían de Nayaf, donde se encuentra uno de los principales santuarios chiíes.

En este ataque, cuatro personas resultaron muertas y varias más heridas.

Las dos camionetas fueron atacadas en el barrio de Beyaa, en el oeste de Bagdad, y los atacantes consiguieron huir sin que se conozca su identidad.

En otro ataque, un proyectil de mortero cayó sobre la multitud que celebraba la Ashura en la explanada de Kadimiya, el barrio chií de Bagdad que alberga dos de los doce santuarios más importantes de este credo, sin dejar víctimas mortales.

Según el relato policial, los proyectiles fueron lanzados de manera indiscriminada contra la zona residencial y algunos de ellos impactaron en la calle, que estaba abarrotada de gente, mientras que otros cayeron sobre varios edificios de viviendas.

Los vecinos trasladaron a los muertos y heridos, todos civiles, en sus propios vehículos al único hospital de la zona, el Centro Hospitalario "Al Naaman", agregaron las fuentes.

Decenas de miles de chiíes se encontraban en ese momento cantando y golpeándose el pecho, como es habitual en Ashura, cuando el proyectil cayó en mitad del gentío.

En Kárbala, donde otros años por estas fechas han tenido lugar atentados similares contra los fieles, las celebraciones transcurren este año sin problemas, gracias, entre otras cosas, a la presencia de 10.000 agentes de policía y del ejército que, según el ministro de Seguridad Nacional, Shirwan Al Waeli, están desplegados en la ciudad y alrededores.

Horas después de estos atentados, en una acción que fuentes policiales no han dudado en calificar de represalia, un grupo de desconocidos lanzó un ataque con proyectiles de mortero contra un barrió suní de Bagdad en el que murieron 17 personas y 60 resultaron heridas.

Las fuentes precisaron que once proyectiles impactaron en la tarde de hoy contra el barrio de mayoría suní de al Azamiya, en el norte de la capital.

La Ashura se celebra en honor del hijo del Imán Alí, máximo líder de los chiíes después del Profeta. Ali se casó con su hija Fátima y fue padre de Hussein.

Durante esta festividad, los hombres se visten de blanco y desfilan coreando eslóganes sobre el tercer Imán, mientras se latigan con varas o cuerdas en el pecho y la espalda hasta que las túnicas se tiñen de rojo. Algunos de ellos entran en trance y caen al suelo, inconscientes. EFE

 
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