"Creo
que la literatura latinoamericana goza de muy buena salud y que
hay constantemente una renovación y reaparición de
nuevas figuras de un extremo a otro del continente, y la prueba
es la multiplicación de editoriales y ferias literarias por
todo el continente", declaró Vargas Llosa a medios locales
y extranjeros.
El
autor de "La ciudad y los perros" se encuentra en Nicaragua
para recibir hoy de manos del presidente de esta nación,
Enrique Bolaños, la orden "Rubén Darío"
en grado de Gran Cruz, máxima distinción que otorga
el Estado a un escritor y artista.
El
ganador en 1967 del primer Premio Rómulo Gallegos de Novela
consideró que no existen "distancias siderales"
entre los escritores del llamado "boom" latinoamericano
de los años 1960 y los literatos de hoy, porque actualmente
hay muy buenas obras en diversas editoriales.
"Ese
fenómeno fue sociológico, editorial y literario, porque
hasta entonces la literatura latinoamericana circulaba en circuitos
bastantes reducidos y en los años 60 por distintas razones
se produjo un reconocimiento conjunto de una serie de escritores
latinoamericanos", comentó.
"Hoy
en día no es así, porque la literatura latinoamericana
forma parte de la experiencia mundial y se recibe a los nuevos escritores
con la familiaridad que antes no existía", agregó.
"Quizás
eso nos nubla un poco la visión y nos hace creer que hay
unas distancias siderales entre los escritores del llamado 'boom'
y los nuevos escritores", añadió.
Vargas
Llosa (Arequipa, Perú, 1936) dijo que los fenómenos
literarios tienen una raíz "bastante misteriosa",
que no se puede explicar, porque en ciertos períodos históricos
surge una promoción de escritores que renuevan la práctica
literaria, y luego pasan grandes períodos en los que hay
una vida literaria sin mayores variaciones.
"Eso
tiene un ventaja, porque quiere decir que la literatura no puede
ser planificada, es un espacio muy libre de la actividad humana
y hasta ahora no ha podido ser domesticado, ni controlado",
sostuvo el ganador en 1994 del Premio Cervantes.
El
escritor, de 69 años de edad, afirmó ser enemigo de
los "ránking" que ponen a un escritor encima de
otro, porque a su criterio existen hoy en día escritores
en creación que al final podrían tener buenos resultados
y que por eso no se puede establecer definitivos.
"Las
novelas buenas -añadió- no cierran las puertas a otras
novelas, sino que invita a seguir escribiendo. Si un escritor deslumbra
a un público, ese público entusiasma a más
lectores y más escritores para escribir más, no es
como el mundo industrial que un producto afecta a otro".
Apuntó
que el renacimiento de la novela histórica en América
Latina se da debido a que "hay una historia muy rica para los
escritores, porque está llena de personajes fascinantes y
a veces personajes horrendos, terribles, que son muy atractivos
para un escritor".
Al
ser consultado sobre por qué no ha sido considerado como
un Premio Nobel de Literatura, el autor de "La fiesta del chivo"
respondió que eso es algo que sólo pueden contestar
quienes eligen a los galardonados.
Indicó
que su último libro, llamado provisionalmente "Travesuras
de la niña mala" y que próximamente saldrá
a la venta, es una obra en que ha trabajado durante los dos últimos
años y trata de una historia de amor que transcurre durante
40 años en ciudades donde vivió y en las épocas
en las que vivió en esas urbes. EFE
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