SEGÚN LA CASA BLANCA

Soldados no detendrán
a "mojados"

   
15 de mayo de 2006

México - El presidente de EUA, George W. Bush, acordará con cuatro estados el uso de tropas de la Guardia Nacional para apoyar el control de la inmigración en la frontera con México, pero los soldados no detendrán a los indocumentados, indicó hoy la Casa Blanca.


Los soldados de las guardias nacionales de California, Texas, Nuevo México y Arizona "no tendrán responsabilidades ni atribuciones policiales", dijo el asesor de la Casa Blanca Dan Bartlett en el programa "The Early Show" de la cadena CBS de televisión.

El presidente Bush anunciará su plan sobre la inmigración en un discurso que será difundido esta noche a todo el país, mientras el Senado reanuda la discusión de una reforma de la ley de inmigración.

Según Bartlett, los soldados de la Guardia Nacional "desempeñarán un papel de apoyo" de las unidades de la Patrulla de Fronteras, que depende del Departamento de Seguridad Nacional.

Fuentes del Pentágono indicaron a la cadena CNN de televisión que para ese uso de las fuerzas de Guardia Nacional, el Gobierno federal firmará un convenio con los gobernadores de esos cuatro estados, bajo cuya autoridad operan las tropas estatales.

La mayoría de las encuestas de opinión en Estados Unidos muestran que una alta proporción de los entrevistados está descontenta con la forma en que el presidente Bush ha manejado el problema de la inmigración.

En Estados Unidos, según la Oficina del Censo, hay más de 38 millones de inmigrantes -el 12 por ciento de la población total- y entre ellos hay casi 12 millones de indocumentados. Casi el 70 por ciento de los indocumentados proviene de México o América Central.

Rechazo mexicano
México mostró su preocupación a Estados Unidos por el posible refuerzo militar de la vigilancia en la frontera común en un momento de expectativas bilaterales por el reinicio de discusiones en el Senado estadounidense de nuevas leyes migratorias.

El presidente Vicente Fox telefoneó a su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, y le manifestó su disgusto ante la posibilidad, expresada estos días en Estados Unidos, de que efectivos militares se dediquen a la vigilancia de la frontera común.

Según la Oficina de la Presidencia mexicana, en la conversación telefónica de media hora mantenida ayer, Bush y Fox estuvieron de acuerdo en que “la solución a los problemas fronterizos es una tarea compartida y una responsabilidad conjunta de los dos países”.

Bush “aseguró al presidente Fox que no estaba contemplada la militarización de la frontera”, y detalló “que se analizaba el apoyo administrativo y logístico por parte de la Guardia Nacional, no del Ejército, a las policías en la zona fronteriza”, indicó en un comunicado la Presidencia mexicana.

La Guardia Nacional estadounidense está formada por voluntarios y, aunque recibe instrucción militar, cumple tareas de apoyo a las policías locales dentro de Estados Unidos en situaciones de gran emergencia, como terremotos, inundaciones o graves disturbios.

Bush reiteró al mandatario mexicano que Estados Unidos considera a su vecino un socio y un “país amigo al que se le reconoce y respeta”, indicó la nota del Gobierno mexicano.

Bush le reiteró a Fox “su convicción de que el tema migratorio sólo puede ser resuelto en el marco de una reforma integral y comprensiva”, en la misma línea de lo que ha afirmado el Gobierno de México.

La posibilidad de intensificar la vigilancia en la frontera se ha dado en un momento en que el Senado de Estados Unidos retoma el debate de una reforma migratoria que podría regularizar a millones de indocumentados.

 
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