Los soldados de las guardias nacionales de California, Texas,
Nuevo México y Arizona "no tendrán responsabilidades
ni atribuciones policiales", dijo el asesor de la Casa Blanca
Dan Bartlett en el programa "The Early Show" de la cadena
CBS de televisión.
El
presidente Bush anunciará su plan sobre la inmigración
en un discurso que será difundido esta noche a todo el
país, mientras el Senado reanuda la discusión de
una reforma de la ley de inmigración.
Según
Bartlett, los soldados de la Guardia Nacional "desempeñarán
un papel de apoyo" de las unidades de la Patrulla de Fronteras,
que depende del Departamento de Seguridad Nacional.
Fuentes
del Pentágono indicaron a la cadena CNN de televisión
que para ese uso de las fuerzas de Guardia Nacional, el Gobierno
federal firmará un convenio con los gobernadores de esos
cuatro estados, bajo cuya autoridad operan las tropas estatales.
La
mayoría de las encuestas de opinión en Estados Unidos
muestran que una alta proporción de los entrevistados está
descontenta con la forma en que el presidente Bush ha manejado
el problema de la inmigración.
En
Estados Unidos, según la Oficina del Censo, hay más
de 38 millones de inmigrantes -el 12 por ciento de la población
total- y entre ellos hay casi 12 millones de indocumentados. Casi
el 70 por ciento de los indocumentados proviene de México
o América Central.
Rechazo
mexicano
México
mostró su preocupación a Estados Unidos por el posible
refuerzo militar de la vigilancia en la frontera común
en un momento de expectativas bilaterales por el reinicio de discusiones
en el Senado estadounidense de nuevas leyes migratorias.
El
presidente Vicente Fox telefoneó a su homólogo de
Estados Unidos, George W. Bush, y le manifestó su disgusto
ante la posibilidad, expresada estos días en Estados Unidos,
de que efectivos militares se dediquen a la vigilancia de la frontera
común.
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Según
la Oficina de la Presidencia mexicana, en la conversación
telefónica de media hora mantenida ayer, Bush y Fox
estuvieron de acuerdo en que “la solución a
los problemas fronterizos es una tarea compartida y una
responsabilidad conjunta de los dos países”. |
Bush
“aseguró al presidente Fox que no estaba contemplada
la militarización de la frontera”, y detalló
“que se analizaba el apoyo administrativo y logístico
por parte de la Guardia Nacional, no del Ejército, a las
policías en la zona fronteriza”, indicó en
un comunicado la Presidencia mexicana.
La
Guardia Nacional estadounidense está formada por voluntarios
y, aunque recibe instrucción militar, cumple tareas de
apoyo a las policías locales dentro de Estados Unidos en
situaciones de gran emergencia, como terremotos, inundaciones
o graves disturbios.
Bush
reiteró al mandatario mexicano que Estados Unidos considera
a su vecino un socio y un “país amigo al que se le
reconoce y respeta”, indicó la nota del Gobierno
mexicano.
Bush
le reiteró a Fox “su convicción de que el
tema migratorio sólo puede ser resuelto en el marco de
una reforma integral y comprensiva”, en la misma línea
de lo que ha afirmado el Gobierno de México.
La
posibilidad de intensificar la vigilancia en la frontera se ha
dado en un momento en que el Senado de Estados Unidos retoma el
debate de una reforma migratoria que podría regularizar
a millones de indocumentados.