Jesús tiene descendencia hasta nuestros días, una
pintura con personajes diferentes a los que se creía, la
divina proporción, los evangelios gnósticos, el
Opus Dei, un albino asesino, el Priorato de Sión como una
organización secreta, un criptex oculto y que María
Magdalena no era prostituta sino la esposa de Jesús.
[Portada del libro] Explica Pablo O. Scholz en
Clarín que ha sido, combinando esos elementos, como Dan
Brown se sentó y creó El Código Da Vinci,
la novela que vendió cerca de 50 millones de copias en
todo el mundo, que fue traducido a 44 idiomas, y que Ron Howard
se encargó de llevar a la pantalla grande.
A estas alturas preguntarse cuánto hay
de verdad en las teorías conspirativas que Brown desmenuza
en su libro es lo de menos. Hasta el propio Tom Hanks, que interpreta
a Robert Langdon, el experto en simbología que ayuda a
la nieta de un curador del Louvre a encontrar el Santo Grial,
dijo que no cree en tales conspiraciones. Pero bueno, también
Hanks, cuando Howard le confió que quería trabajar
con él, pensaba que iba a interpretar a Da Vinci...
Poco importa. El hecho de que hasta la edición
francesa de El Código... debió ser modificada ya
que Brown incurría en errores sobre locaciones y descripciones
de París, habla de la seriedad del relato, una ficción
construida sobre supuestos que se puede leer de un tirón...
como tantos best sellers.
Aparentemente, la película seguiría
muy al pie de la letra la línea narrativa del libro, pero
Howard, deliberadamente, habría agregado algo que en el
original no estaba: la recreación de eventos relacionados
con la incendiaria teoría de Dan Brown: que por dos mil
años la Iglesia Católica ha estado escondiendo que
Jesús estuvo casado con María Magdalena, que fueron
padres de una hija y que la línea de sangre ha sobrevivido
hasta el presente, en Europa, para más datos.
También tiene escenas terribles que involucran
al monje albino y asesino Silas (Paul Bettany), por lo que el
filme tuvo problemas con la censura inglesa, que sí pide
cortes o cambios. Para que no quedara Sólo apta para mayores
de 15 años, sino para 12, algunos gritos de los asesinados
debieron bajar de decibeles.
Hay quienes se desangran o mueren golpeados, con
tal de no dar a conocer un secreto, están la famosa persecución
de autos en las calles de París y el misterioso Sir Leigh
Teabing (Ian McKellen) explicando todos y cada uno de lo secretos
ocultos en la pintura La última cena, de Da Vinci, mientras
Langdon explica los significados de símbolos.
El arzobispo Angelo Amato desde el Vaticano denunció
hace una semana que el libro es "estridentemente anticristiano"
y llamó a un boicot. La organización católica
Opus Dei —si bien en la ficción no es ella la que
queda mal parada, sino algunos de sus miembros— y la Liga
Católica han protestado y pedido sin suerte que hubiera
cambios.
Se sabe: 50 millones de libros vendidos asegura
mucha gente, pero un filme con toda la parafernalia hollywoodense
detrás, implica muchísima más. Hasta un grupo
que pelea por los derechos de los albinos levantó su voz
en desacuerdo.
"Nosotros siempre supimos que iba a haber
una parte de la sociedad que no iba a querer que esta película
se hiciera. Eso está perfectamente bien, está OK
—dijo Hanks a la salida de una proyección de 35 minutos
del filme en los estudios de Sony, en Los Angeles—. ¿Si
es controvertida? Un montón de películas son controvertidas.
Esta tal vez lo sea más que otras, pero si el libro de
Dan Brown hubiera vendido solamente 100.000 copias no estaríamos
teniendo esta conversación ahora."
Howard
ha dicho que no pensaba ceder al reclamo del Opus Dei para que
colocara un aviso al comienzo de la película, aclarando
que todo era ficción. "Aquí no se trata ni
de religión ni de historia", se indignó Howard
en una entrevista. "Los thrillers de espionaje no empiezan
con una explicación de ese tipo", sostuvo, y añadió
que el libro es, claramente, de ficción.
Tomado
de periodistadigital.com