Científicos creen que miles de pingüinos antárticos murieron por un brote de gripe aviar

Sídney (Australia) – Un equipo internacional de científicos sospecha que miles de pingüinos adelia, que habitan las costas de la Antártida, murieron a raíz de un brote de gripe aviar, lo que induce a creer que el virus pueda amenazar la conservación de esta y otras especies del continente helado.

«Es la primera vez que la fauna salvaje de estas regiones se ve amenazada por un brote de la enfermedad a gran escala», dijo hoy martes a EFE Meagan Dewar, quien lideró la expedición científica, al explicar que aún «es difícil predecir cómo evolucionarán las cosas y cómo se comportará el virus en el entorno antártico».

Dewar, experta en ciencias biológicas de la Federation University Australia, y sus colegas hallaron durante el verano austral 532 cadáveres de pingüinos adelia (Pygoscelis adeliae) en la isla antártica Heroína, en el Mar de Weddell, que se creen murieron a causa del HPAIV H5, un subtipo del patógeno de la gripe aviar.

Lo alarmante es que la estimación de la mortalidad en toda la isla «es, en realidad, de miles sólo para los pingüinos adelia» adultos y polluelos, precisó la experta en ciencias biológicas, sin descartar que haya podido afectar a otras especies.

Mortalidad «inusual»

Durante la expedición, el equipo de Dewar observó que se trataba de una «mortalidad inusual» de pingüinos adelia dado que los ejemplares adultos se encontraban en buen estado corporal y porque la situación era distinta a la tasa de mortalidad que se había registrado en la temporada anterior.

Si bien las pruebas moleculares realizadas por este equipo han dado negativo para la gripe aviar, los investigadores han sometido sus muestras a otros análisis de laboratorio para confirmar en unos meses las causas de estos decesos.

En paralelo, este equipo de científicos -procedentes de Argentina, Alemania, Australia, España y Holanda- también intenta tratar de determinar si el virus proviene de sudamérica o las islas sub-antárticas, su impacto en el futuro, así como el riesgo que supone para otras especies del continente helado.

Del corral a la Antártida

La gripe aviar HPAIV H5, que evolucionó inicialmente en aves de corral, ya ha causado desde 2020 una importante mortandad de aves y mamíferos salvajes a escala casi mundial.

A principios de año el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España confirmó la llegada del subtipo H5 de gripe aviar a la Antártida, lo que hace temer una rápida expansión, especialmente entre los pingüinos que se reproducen y crían en colonias.

Según la experta de la universidad australiana, esta situación se agravaría por la presión de la crisis climática, ya que se cree que «podría aumentar el movimiento de los virus a la región, y las presiones añadidas del cambio climático pueden hacer que las especies sean más vulnerables al virus y a sus efectos».

«Es difícil predecir cómo afectará el virus en los pingüinos, pero tiene el potencial de causar eventos de mortalidad masiva, lo que podría causar pérdidas significativas; sin embargo, si estas pérdidas se observan a nivel de colonia o en toda la región es difícil de predecir», subrayó Dewar.

Este hallazgo de la muerte «inusual» de pingüinos adelia se produjo después de que su equipo detectara el pasado 31 de diciembre una «mortalidad inusual» de aves skúas (Stercorariidae), también conocidas como págalos.

Un equipo internacional de investigadores -liderados por científicos chilenos- reportó en 2014 en la revista MBio que identificó, por primera vez, el virus de la gripe aviar en un grupo de pingüinos de la Antártida.

Según Dewar, por el momento, los resultados han sido negativos para el HPAIV H5 en Heroína y la aledaña isla Beagle. «Por lo tanto se trata de casos de mortalidad inusuales. El informe de Chile indica que se ha detectado H5N1». EFE

(vc)