Berlín – El colorido busto de la reina egipcia Nefertiti ha cumplido su primer centenario de exposición ante el gran público desde que llegó a la colección egipcia del Neues Museum de Berlín en 1924 y lo ha hecho tan “bello” como cuando fue descubierto en una excavación en 1912.
La pieza se halló en el yacimiento egipcio de Tell-el-Amarna. Egipto autorizó a Alemania una excavación para la que buscaba objetos para sus museos en Berlín.
Financiada por el comerciante y mecenas berlinés James Simon, la excavación de la Sociedad Oriental Alemana fue realizada por el profesor Borchardt del Instituto Imperial Alemán de Arqueología Egipcia.
Desde el principio, el acuerdo con la parte egipcia preveía el entonces habitual reparto a medias de los hallazgos a cambio de financiación. El reparto fue llevado a cabo por el egiptólogo y comisario responsable de la excavación Gustave Lefèbvre en enero de 1913.
Como representante del Gobierno egipcio, Lefèbvre seleccionó la mitad de los objetos; la otra mitad fue llevada a Berlín. El busto fue trasladado a Alemania en 1913.
Como único financiador de la excavación, los objetos de los hallazgos de Amarna pasaron a ser propiedad de James Simon.
Al principio conservó el busto de Nefertiti en su villa de la Tiergartenstraße en Berlín, pero en 1920, Simon donó el busto y todos los hallazgos de la excavación a los museos de Berlín.
El busto se exhibió por primera vez el 1 de abril de 1924 en el Neues Museum, en el que actualmente se encuentra, con motivo de la primera exposición completa de objetos de la época de la región de Amarna, a mediados del siglo XIV.
“No se exhibió directamente en el museo ya que este era muy pequeño y no había mucho espacio para presentar toda la colección de Amarna y después llegó la Primera Guerra Mundial”, explicó la directora adjunta del Museo Egipcio y Colección de Papiros de Berlín integrado en el Neues Museum, Olivia Zörn.
Para preservar la seguridad del busto, durante la guerra se trasladó al Museo Egipcio de Berlín Occidental, en el distrito de Charlottenburg, donde se expuso durante varias décadas hasta que en 2009 volvió al Neues Museum.
“Lo mejor de Nefertiti es que es muy colorida y esto es muy raro en este tiempo. Los colores están completamente bien conservados, por lo que es un objeto muy singular. No tenemos otros objetos como este y ella es realmente increíble bella”, afirmó Zörn. EFE