La desigualdad posterga

Dr. Ignacio Alonzo

La multiplicación de la pobreza no es algo positivo para ninguna sociedad sea de esta de ideología de derecha o de izquierda, o la forma de gobierno ya sea esta una tiranía, monárquica, aristocrática, timocratica, oligarquía o democrática. Lo cierto es que ya Aristóteles al menos cinco siglos antes de Cristo, decía que el mejor gobierno es aquel que proporciona una vida activa y feliz para su gente. No obstante, las disparidades e inequidades se reproducen en lo social, lo económico, religioso y cultural.

La lucha por la sobrevivencia hoy, es mayor para millones de seres humanos al menos los que vivimos en la región más desigual del Planeta, como lo es Latinoamérica. Lo anterior, no nos hace sentirnos orgullosos sino postergados de todo.

Los espacios para desarrollar al individuo como son los centros educativos desde los niveles parvularios hasta universitarios cada vez ofrecen menos, no seducen ni motivan a la población joven, de ahí que tengamos los famosos “nines ” jóvenes que ni estudian ni trabajan, viviendo en condiciones deplorables lejos de transformar sus entornos sociales, económicos y culturales.

Hace falta poner al alcance de todos sin distingo de estrato social las carreras que tanto pobres como ricos accedan a ellas, lastimosamente la realidad nos dice que aquellos que tengan mejores condiciones económicas se enrolan en las profesiones con mejores oportunidades de ser insertados en el mundo laboral global, pero, que los pobres no solo estructurales sino también mentales, estudian lo que generalmente tienen como opción apremiante para educarse, no para competir en un mundo irremediablemente desigual.

Cuando un individuo no posee recursos económicos su acceso a la educación será notoria, consecuentemente, la calidad de vida presente y futura será deprimente, desgraciada y por debajo de aquellos que han corrido mejor suerte.

La inversión en capital humano, físico y en salud no podrá ser vista por estos sectores desfavorecidos, no porque no quieran, sino que sus mismas condiciones de pobreza y obvia desigualdad, hay quienes dicen que no es lo mismo decir “soy pobre” a decir “ estoy pobre”, lo segundo es un estado el cual puede ser superado, mientras que el primero, es una declaración de aceptación poco probable de dejar de ser. Según la oferta académica de la UNAH (2023) ofrece 66 programas de grado, estos son técnicos y licenciaturas, 49 programas de postgrados que incluye maestrías, especialidades y sub- especialidades en Medicina y doctorados. Hablamos de la máxima casa de estudios del País, obvio que están las otras universidades estatales, más las privadas que hacen sus ofertas académicas como ya se sabe por un costo económico alcanzable para pocos e inalcanzable para la gran mayoría.

Hay escenarios nacionales, regionales y nacionales que advierten y muestran mejoría en algunos aspectos, pero deterioro en otros, por lo tanto, están los entornos internacionales bastante sombríos pues el lastre de la guerra entre Rusia y Ucrania, y el conflicto de Israel y Hamas, traen consigo consecuencias negativas para los países del Sur o mejor conocidos como los pobres o periféricos.

Según el Informe PIBT, del Tercer Trimestre del Banco Central de Honduras, (2023), Estados Unidos presentó una mejoría considerable en su economía, entre tanto, Honduras, las exportaciones e importaciones coinciden en el mejoramiento significativo y sobretodo en los ingresos familiares que al final es en donde se ven retratadas las incapacidades de los que no tienen con que comprar ni siquiera lo básico para su desarrollo social, económico y cultural.

Cuando vemos el aspecto microeconómico, en cuanto a las condiciones de los hondureños revelan que no son nada favorables, según el Banco Mundial (2022), Honduras sigue siendo el segundo país más pobre del hemisferio occidental solo después de Haití, además, uno de cada seis hondureños vive con $1.90 al día, lo que pone a cada individuo en una desventaja brutal y en una marginalidad que sentencia a emigrar, delinquir y a que nuestros jóvenes estén pensando que hay que obtener dinero como sea, abrazando de esta manera el crimen organizado, el tráfico de drogas y cuando logran llegar a un cargo de gobierno en donde tienen oportunidad de robar se corrompen, atrasando así y estorbando a otros quitándoles el derecho a la educación, salud y seguridad.

Nos preguntamos, sobre el papel del Estado, y si hay algunas posiciones a este respecto, en una entrevista realizada por el diario la Nación (2021) al Economista chileno Axel Kaiser, este autor sigue el Liberalismo Económico como doctrina económica dice que “El Estado no debiera cumplir rol distributivo alguno”. Además señala las palabras de Friedrich Hayek, cuando sostiene que “el rol esencial del Estado es mantener el orden en el sentido de un conjunto de reglas claras entre las que destaca derechos de propiedad, según entrevista del espacio Repregunta del mismo diario arriba mencionado en el año 2021.

Prosigue entre otras líneas, Desde la doctrina Liberal, Kaiser, hablando del mismo Hayek sobre el Liberalismo, agrega: “ el liberalismo es una doctrina sobre los límites del poder y lo que tenemos que hacer es crear un entramado institucional y una cultura de libertad que garantice a los individuos poder perseguir su proyecto de vida sin ser arbitrariamente limitado y coaccionados por terceros”.

Así que, desde esta posición filosófica, no es el Estado el que debe resolver los problemas de la población, pero sí, debe propiciar los espacios para que los individuos se desarrollen y alcancen calidad de vida aceptable, en donde existan las condiciones de emprender e incentivar “economías abiertas” a efecto de ir cerrando la brecha entre ricos y pobres de tal forma que exista una mejor distribución de la riqueza, y que esta no esté concentrada en tan pocas manos como ha sido históricamente en los países latinoamericanos, particularmente en Honduras.

En conclusión, podríamos decir que la desigualdad posterga y contradice los principios básicos de la democracia como estilo de vida. Las desigualdades postergan y son estigmas que vuelven a los individuos desesperanzados, minimizados y miserables. Si bien es cierto, que El Estado no es ningún ente de distribución ni de caridad para la población, mínimamente, debería propiciar los espacios de desarrollo y ofrecer oportunidades de mejora continua de las condiciones sociales, económicas y culturales de la sociedad, en este caso de la hondureña.

Honduras es un gran País, lástima que por siglos mal administrado, sin embargo, apostando por una educación del futuro, cambiando la actitud conformista, fatalista y derrotista que abunda actualmente e intentar buscar los mejores hombres y mujeres que gobiernen para las grandes mayorías, estamos más que seguros, que nos convertiríamos en una Nación próspera, respetada y admirada por el resto del Mundo.

Las desigualdades postergan, por lo tanto, deben ser combatidas e irrumpidas por una generación que abrace el progreso con el trabajo, la honestidad, responsabilidad, dedicación, pasión, perseverancia y sobretodo creer en nosotros mismos y apostar por condiciones equitativas, acceso a una excelente educación, trabajar por borrar una historia nefasta de corrupción, y pésimas decisiones que como Estado hemos hecho, que manchan nuestro honor como País y Nación, arrastrándonos a pagar precios demasiado altos.

De tal forma, que si la gente no está satisfecha y cada vez se torna infeliz y amargada, estaríamos frente a una sociedad condenada a la desigualdad y postergada de todo a todo. La desigualdad no es buena consejera, ningunea, enajena, excluye, perturba posterga y torpedea todos los procesos de desarrollo presente y futuro de los hondureños.